Redacción EcuadorEl panorama es desolador en La Soga, un barrio en el oeste de Tena. “Gracias, Dios, me salvé”, dice Francisco Andy. Su casa, donde funcionaba un restaurante, fue arrasada la madrugada del martes. “Llovía y mi perrita ladraba. Pensé que algo sucedía y me levanté a mirar el río, que estaba crecido”. A la 01:00 del martes se durmió. Una hora después escuchó que su hijo Miguel le gritaba: “El agua está en el patio”.Andy tomó a su esposa y a sus cinco hijos. Su intención era salir por la carretera, pero estaba inundada. “Cuando me di cuenta estábamos atrapados. Se me ocurrió subir al segundo piso que estoy construyendo”.El río subió unos 4 m y “rezamos”, dice su esposa, Olga López. A las 06:00, esta pareja comprobó que otros restaurantes y casas del barrio estaban afectados. Cuatro de las nueve construcciones que estaban junto a la orilla se perdieron por completo. Andy recuerda que hace 25 años ocurrió algo similar cuando el río Napo creció y se llevó varias viviendas. “Pero esta vez fue más grave, porque el río creció y avanzó unos 400 metros desde la orilla”.Donde antes había arena, ahora hay montículos de piedras. Andy madrugó para ir a su propiedad y ver qué podía rescatar. “Perdimos la refrigeradora, cocina, ropa, todo lo que teníamos”. Según él, no saldrá del barrio, pese a que las autoridades municipales pidieron que lo haga porque la zona fue declarada vulnerable. Con un martillo sacaba las tablas que podían servir para apuntalar su casa. “Vivo de esto. En el salón invertí USD 7 000 y ahora pediré un préstamo para las reparaciones”. De acuerdo con estadísticas del Municipio, a este lugar llegan unos 20 turistas el fin de semana y 40 en los feriados. Andy y sus vecinos piden que los funcionarios de la Municipalidad levanten muros de contención.En La Soga también se perdió el puente de cemento, que tenía 150 metros de longitud y que unía al barrio con San Antonio.