Inolvidable maestro:
Con inmensa pena hemos sufrido las noticias de la cobarde agresión de los pseudo alumnos dirigentes de la FEUE de nuestra gloriosa Universidad Central.
Quienes tuvimos la dicha de ser sus alumnos y sus discípulos, nos llenamos de optimismo cuando usted obtuvo el rectorado de la Universidad Central del Ecuador porque sabíamos de su “puntualidad suiza”, su fácil pedagogía y su rigor académico que casi limitaba con lo exagerado. Más de 30 generaciones de médicos son testigos de descargo de lo que escribo; esto fue el soporte de nuestra formación académica y humana.
Estoy seguro que estas características inmanentes en usted habrá tratado de transmitirlas a nuestra universidad, pero quienes no están a la altura científica, humana y tan ni si quiera moral, lo han agredido; cómo será de cierto esto, que ni siquiera muestran sus rostros, lo hacen encapuchados.
Tan sólo quisiera saber el récord académico de todos los detenidos porque a los 30 años ya se está formando parte del proceso productivo de la vida. Quizá con este motivo y con la Ley de Educación Superior en discusión se pudiera asentar una norma en la cual para ser dirigente estudiantil debería estar por lo menos entre las 10 primeras notas de aprovechamiento y creo que en el lapso de 10 años tendríamos políticos inteligentes y honestos.
Querido profesor, al verlo ensangrentado me vinieron a la mente los versos de Juan León Mera en nuestro himno: “Y esa sangre fue germen fecundo de otros héroes que atónito el mundo vio en su torno a millares surgir” hasta cuando la universidad cambie para bien y consecuentemente nuestro amado país. Con el respeto de siempre.
Galo Defaz T.