El local Los Almedros prepara 70 variedades de bocados para el turista en esta época. Foto: Patricio Ramos / EL COMERCIO
La vía de ingreso por el norte hacia la zona urbana del cantón Rocafuerte, centro de Manabí, está en perfecto estado.
El el noroeste de esa carretera se encuentra la dulcería Los Almendros, una de las siete que existen en el lugar.
Se trata de un negocio familiar con 12 trabajadores y todos están liderados por Ondina Delgado. En el interior del local, que da hacia la vía, los alfajores, huevo moyo, rollitos, conitos, limón relleno, rompope, cocadas, troliches, galletas, bizcochuelos son exhibidos dentro de cuatro vitrinas. Ondina trabaja en estos días a doble jornada. Las puertas de la dulcería están abiertas desde las 08:00, de julio a septiembre, que es la temporada de vacaciones de la Sierra.
Los turistas llegan a toda hora, desde que amanece hasta que anochece, cuenta Ondina. Todos arriban a comprar los afamados dulces de Rocafuerte. En la actualidad existen 300 variedades de bocaditos a disposición de los visitantes.
El olor a canela y leche, ingredientes primordiales para la elaboración de los dulces, se percibe desde el ingreso hasta el centro de la urbe.
Las siete dulcerías emplean en promedio a 10 personas, cada una, todas de la misma familia. Jimmy Rosero, presidente de la Asociación de Productores de Dulces de Rocafuerte (Asoprocar), dice que los 63 socios no necesariamente tienen dulcerías grandes; algunos grupos familiares preparan de una a 5 variedades y abastecen a los negocios establecidos.
Los empleados de los pequeños negocios familiares empiezan su jornada desde las 06:00.
Yésica Ponce, quien trabaja frente al mostrador de la dulcería Los Almendros, se afana en atender a sus clientes de temporada. “Hay que aprovechar los tres meses de vacaciones de la Sierra; los quiteños son los que llegan en mayor número y piden desde helados de manjar de leche hasta alfajores, huevo moyo y limón relleno”.
Según Rosero, la mitad de los 7 000 habitantes de la zona urbana de Rocafuerte vive de la elaboración de los dulces. “Aquí se utilizan 500 quintales de azúcar, 1 200 litros de leche y 300 quintales de harina de maíz cada semana”, para dar forma a los dulces que son artesanales y sobre todo sin químicos, reseña el dirigente de los dulceros.
El docente de secundaria, Javier Briones, viaja todos los días de Chone a Portoviejo por trabajo. Los miércoles y viernes para en Rocafuerte para llevar dulces a sus tres niños. “Prefiero estos dulces a los que venden en las tiendas; no tienen químicos y se los puede guardar en la nevera, un poco helados son deliciosos”.
La temperatura ambiente en el día en esta época fluctúa en los 32 grados centígrados.
Los turistas que viajan en vehículos propios paran frente a las dulcerías. Fabián Sánchez llegó con su esposa, dos hijos y su suegra a la dulcería Los Almendros. “Para refrescarnos del calor un helado de manjar cae como anillo al dedo”.
El historiador manabita, Ramiro Molina, hace memoria de esta tradición manabita. “La elaboración de dulces se inició con la llegada de los inmigrantes alemanes y las religiosas oblatas. La zona era muy pobre, las obras de caridad eran numerosas y por eso las religiosas empezaron a elaborar los alfajores para obtener recursos”.
Con el pasar de los años lo que empezó con los alfajores de la mano de las religiosas, ahora es una actividad económica, con más de 300 variedades.
Así, los dulces se han convertido en el sustento de una parte de la población de Rocafuerte y este es uno de los cantones -según Molina-, donde se focaliza una buena parte de la historia ancestral culinaria de Manabí.
Las familias que elaboran los dulces en sus viviendas los ofrecen a los siete pequeños negocios que atienden al turista.
El sociólogo Byron Coral también es cliente frecuente de las dulcerías de Rocafuerte. Mientras disfruta de un helado de manjar de leche se da tiempo para comentar que los dulces también generan más de 300 empleos para comerciantes. “Son en su mayoría hombres quienes compran los dulces de diversas variedades que van envasados en tarrinas plásticas y viajan a Guayaquil, Quito, Ambato y Cuenca para venderlos”.
En contexto
Los habitantes de cinco cantones de la provincia de Manabí se dedican a la elaboración de los tradicionales dulces, que incluyen a los populares alfajores. La elaboración es de forma artesanal y típica, por lo cual son muy demandados por los turistas, especialmente en esta época.