El sismo de 4.9 grados asustó a los pobladores y provocó derrumbes en una parroquia. Foto: José Mafla/ EL COMERCIO
El sismo de 4.9 grados, registrado ayer, fue sentido intensamente en las poblaciones del noroccidente del Carchi, en la frontera de Ecuador y Colombia, cerca al volcán Cerro Negro.
Los labriegos que trabajaban a esa hora en los sectores de El Laurel y Chilma Bajo, en la parte baja de Cerro Negro (parroquia de Maldonado), salieron desesperados a la carretera.
Fabián Malte, poblador de El Laurel, no salía del susto. En el momento del temblor recogían mora, pero tras el estruendo que escucharon y luego de avistar rocas que descendían desde la parte alta de la montaña corrieron hacia la vía.
El remezón produjo dos pequeños deslizamientos en la carretera Tufiño-Maldonado, que obligó a los conductores a limpiar la calzada a la altura de la quebrada La Centella.
Además provocó un agrietamiento en el piso de la vivienda de Zulema Patiño, quien está atemorizada por tanto temblor. Desde hace una semana duerme junto a sus tres hijos en una de las carpas ubicadas en la Escuela Corina Parral de Velasco en El Laurel.
En esa comunidad, los infantes permanecen las 24 horas en estos sitios, mientras los padres laboran en el campo y las madres cuecen los alimentos.
A las 18:00, estas familias se juntan en el albergue para pernoctar. Allí le rezan para que no suceda nada. Paulina Tulcán, de 68 años, dice que no abandonará su casa y no acudirá a las carpas a dormir, porque está dispuesta a “aceptar lo que Dios decida”.
Ella cuenta que pobladores de la comunidad El Plata están durmiendo en el colegio de Chical. Entre tanto en Maldonado, el Comité de Operaciones de Emergencia del Carchi continúa capacitando a la población sobre las medidas que debe adoptar en caso de un evento eruptivo.
En las parroquias fronterizas de Maldonado y Chical, en dos unidades educativas funcionan dos albergues, que son ocupados por los pobladores de Chilma Bajo, especialmente en las noches.