Era necesario oxigenar el Gabinete del presidente Correa, pero eso no se ha hecho; lo que realmente ha habido es una reestructuración interna.
Una gran mayoría de empresarios aplaude la salida del ex ministro Diego Borja, a quien muchos consideran que cerró el diálogo con ellos, pese a haber dirigido la Asociación de Exportadores de Flores; ahora pasa a presidir nada menos que el Banco Central.
María de los Ángeles Duarte, quien luego de haber sido Ministra de la Vivienda y de Inclusión Económica y Social, se ha convertido en una de las mujeres más importante del Régimen; acaba de asumir el Ministerio de Transporte y Obras Públicas, al que se le ha encargado la creación de la empresa pública de puentes y caminos. ¡Otra empresa pública!
Jorge Glas, quien de Ministro de Telecomunicaciones pasa a ser Ministro de Sectores Estratégicos, tendrá que renegociar los contratos petroleros y tomar importantes decisiones en el sector eléctrico.
El ex ministro de Educación Raúl Vallejo fue tan bueno en el desempeño de su cargo que lo ejerció con tres presidentes de la República; es uno de los pocos que se va a su casa, pero como ‘condecoración’ va a ser interpelado por el MPD.
No conozco a la mayoría de los nuevos secretarios de Estado ni a los anteriores, pero espero que con esta reestructuración el Gobierno cambie de rumbo, ya que el año pasado fue el de más pobre crecimiento del PIB desde el año 2000, en que estamos dolarizados. El excesivo gasto público, el cambio de reglas de juego en materia económica y la falta de seguridad jurídica en nuestro país han contribuido a tan pobre rendimiento.
El Gobierno tiene varios funcionarios inamovibles: El vicepresidente Lenín Moreno, quien pese a ser un hombre de izquierda (más que el presidente Correa), es una persona con la que los empresarios, no se diga los trabajadores, profesores e indígenas, se sientan a gusto a compartir una mesa. Es un hombre serio, caballeroso y ecuánime, a quien se considera el hombre bueno del Gobierno.
Alexis Mera, hombre inteligente, buen abogado, con gran experiencia y formación jurídica, un poco apasionado, es imprescindible para el Presidente, quien valora en extremo su opinión.
Ricardo Patiño, hombre de izquierda, hábil en el manejo de la política y con gran facilidad de palabra, quien conjuntamente con el ministro Javier Ponce forma parte del grupo de ideólogos del Gobierno.
Vinicio Alvarado, hombre de empresa privada (pese a estar metido en un grupo de izquierda), buen publicista, se ha convertido también en imprescindible para el Presidente de la República.
Ninguno de los imprescindibles va a cambiar el rumbo del Gobierno. ¿Podrán hacerlo los ministros recientemente designados? Yo espero que así lo hagan, por el bien del país.