Cambio de clima incide en aumento del AH1N1

Marixa Olmedo trabaja en el área de Preparación de Reactivos, del Centro de Referencia Nacional de Influenza. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO

Marixa Olmedo trabaja en el área de Preparación de Reactivos, del Centro de Referencia Nacional de Influenza. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO

Marixa Olmedo trabaja en el área de Preparación de Reactivos, del Centro de Referencia Nacional de Influenza. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO

Repitieron las pruebas una y otra vez, hasta dar con el caso índice. Hace siete años, los doctores Alfredo Bruno, Doménica de Mora y otros investigadores intentaban identificar el primer cuadro de influenza AH1N1 en el país. Fue en mayo del 2009.

En ese año, a causa de la pandemia, el equipo realizaba hasta 180 pruebas por día. Actualmente, hacen 40 en las semanas de mayor incidencia.

En lo que va del 2016, el Centro de Referencia Nacional de Influenza, del Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (Inspi), certificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha analizado 2 674 muestras, sobre todo por sospechas de virus AH1N1.

Este subtipo de influenza se caracteriza por ser contagiosa y generar infecciones agudas, en especial en grupos vulnerables. Tiene un 1% de letalidad.

Bruno, responsable del centro, explica que el comportamiento de la influenza tipo A ha sido responsable de grandes pandemias. “Hay que vigilarlo por su alta mutación y porque tiene hospedadores animales, como aves y mamíferos, donde se puede recombinar”.

En estos años de circulación, el virus ha dejado 4 611 casos confirmados y 329 fallecidos en el país, según datos del Ministerio de Salud. Hasta la primera semana de junio, ya se habló de 67 personas fallecidas por la circulación del virus en el país. De esa cantidad, Pichincha registra el mayor número de decesos, con 31. Le siguen Manabí y Chimborazo.

Según Bruno, el clima influye en el comportamiento del virus. Si bien en los hemisferios Norte y Sur su presencia estacional es más marcada, en la zona ecuatorial hay una circulación irregular, que suele manifestarse en dos picos, según los cambios de estación.

En el Centro Nacional de Influenza desarrollaron un gráfico con datos históricos y curvas epidémicas (de incidencias leve, normal y máxima del virus).“El brote actual llegó hasta el umbral de alerta, pero ya está declinando”, comenta Bruno. Y muestra un pico en abril. Ese aumento corresponde a casos en la Sierra Centro.

El cuadro muestra otro pico de alerta en julio. “Es probable que ese sea en la Costa”, indica De Mora, supervisora del centro. Eso coincidiría con las bajas temperaturas en el Litoral.

El infectólogo Washington Alemán concuerda con que el virus actúa de forma impredecible. Pero da algunas características que podrían sumar más casos: bajas temperaturas, humedad, hacinamientos y falta de medidas higiénicas.

A esa lista, el infectólogo Milton Chang suma un deficiente sistema inmunitario, que puede facilitar del desarrollo de infecciones respiratorias graves. “El riesgo de esta influenza es que puede generar una neumonía severa, insuficiencia respiratoria y requerir cuidados intensivos”.

Eduardo Sandoval, coordinador zonal 8 de Salud, explica que el Ministerio maneja un protocolo de detección. Afirma que los médicos, públicos y privados, deben reportar las gripes con dificultades respiratorias y fiebres que no cedan para realizar pruebas en el Centro de Referencia.

Sandoval está familiarizado con este procedimiento, que se aplicó en el 2009, cuando dirigía el Hospital de Infectología. Allí atendieron el primer caso de AH1N1 en el país.Ahora coordina la segunda fase de vacunación, que está en desarrollo y que incluye 81 000 dosis para la Zona 8. (Guayaquil, Durán y Samborondón). “Esperamos cubrir a la población más vulnerable, porque se aproxima un cambio de temperatura que podría incrementar los casos”.

A más del diagnóstico, el Centro de Influenza obtiene la materia prima para la vacunas de cada estación. Cada año envía a los centros internacionales que elaboran las dosis, entre 20 y 40 muestras de pacientes que han fallecido con sospecha de resistencia al tratamiento antiviral.

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