Olga Imbaquingo. Corresponsal en Nueva York
No es tiempo de vaqueros, pero en el oeste de Estados Unidos es donde más hay voluntad política para enlazar más rápido al caballo del cambio climático.
California acaba de poner un ultimátum a la industria que produce grandes aparatos de televisión: hasta 2013 tienen plazo de producir televisores capaces de consumir menos energía.
El debate legislativo
Estados Unidos enfrenta una especie de balcanización política y económica frente al cambio climático, con opositores y defensores y sin un punto intermedio que permita acuerdos que lideren acciones para detener las emisiones de gases.
Por lo menos 850 000 trabajos relacionados con energías renovables se pueden crear de forma inmediata.
El 13% de la energía viene de fuentes sustentables en este estado, pero la crisis económica no permitirá alcanzar la meta de un 20% para el año 2010.La meta ya está cuantificada: en tres años todos los televisores vendidos en California tendrán que consumir un 49% menos de energía. La innovación tecnológica en esta industria llevó a producir pantallas con altísima fidelidad pero capaces de consumir en pocas horas más energía eléctrica que una refrigeradora.
La Asociación de Consumidores de Aparatos Electrónicos ve el riesgo de que esto detenga el impulso innovador y advierte que con la nueva regulación se perderán unos 4 000 empleos y las arcas estatales dejarán de recibir unos USD 46 millones.
Ante la falta de una regulación federal que encamine al país entero por la ruta de la reducción del consumo de energía y de las emisiones de dióxido de carbono, California es el estado que renueva las esperanzas de los ambientalistas y que no quiere llegar con las manos tan vacías a Copenhague, donde del 7 al 18, se efectuará la cumbre de cambio climático.
Las acciones no solo apuntan a los fabricantes de televisores. También van para las industrias de petróleo, distribuidoras e importadoras de combustibles, plantas eléctricas y de cemento.
El Consejo que protege al clima (Air Resources Board, en inglés) les informó su decisión: a partir de 2012 deben comenzar a reducir sus emisiones a los niveles que existían hace 10 años.
Son 600 tipos de industrias, entre otras la automotriz, de transporte, microondas y aerosoles, consideradas altas fuentes de contaminación y que por ley estatal deben modificar sus prácticas de producción. “Mientras el mundo se prepara para otra cumbre mundial del clima, es importante que se entienda que sí hay progresos en la reducción de las emisiones”, dijo la directora de Air Resources Board, Mary D. Nichols.
Estos anuncios no son suficientes para restar el malestar en contra de EE.UU. por su falta de liderazgo en la reducción de emisiones. En el Congreso de Washington está estancada una ley parecida a la de California de la que no se espera que ocurra ningún ligero movimiento en lo que resta de este año.
Aparentemente frustrado por la falta de acción desde el Senado, el senador Johnn Kerry, el 30 de octubre envió un e-mail a sus seguidores, demandando no esconderse tras las ramas.
“Todos sabemos lo urgente que es tomar acciones frente al cambio climático”. Sin embargo, en Washington hay el convencimiento de que nada pasará hasta la primavera. Hay otros 10 estados del país que también llevan adelante medidas parecidas.
Pero es California, la octava economía más grande del mundo, la que ha dado el paso más largo. Su decisión no solo es por aliviar al planeta sino para salvarse a sí mismo, pues informes científicos hablan de que los devastadores incendios y desaparición de la capa de hielo de sus montañas se deben al cambio climático.
California es un estado que la crisis económica lo tiene al borde de la bancarrota y gran parte de su estabilidad depende de la agricultura, amenazada por prolongadas sequías, tormentas de polvo y arena y nuevas plagas. Kari Hamerschlag, del Environmental Working Group, señala que para 2050 el promedio de temperatura en Sierra Nevada subirá 1°C.