Estimados colegas del Pentágono, la Casa Blanca y sus alrededores:
Me permito informarles los siguientes secretos que he podido recabar hasta esta hora.
A las cinco de la mañana, el personaje se levantó y salió a caminar solitario, en compañía del personal de seguridad compuesto por veinte guardaespaldas, cuatro ambulancias, dos autos blindados y un equipo de enfermeros y enfermeras.
Luego, a las seis de la mañana, desayunó el siguiente menú ligero: yaguarlocro, churrasco, café negro con sánduche de chancho y cocacola.
A las siete de la mañana salió al Palacio de Carondelet como un ciudadano cualquiera, cumpliendo estrictamente las disposiciones del pico y placa, es decir, irrespetando los semáforos, invadiendo los carriles exclusivos del Trolebús y a velocidad promedio de 150 kilómetros por hora.
A las ocho de la mañana cum- plió actividades de despacho, o sea, trámites burocráticos.
De nueve de la mañana a doce del día pasó preparando la cadena del sábado, instruyendo a cada uno de los funcionarios sobre qué música debían poner luego de los aplausos del público.
De doce del día a una de la tarde se sirvió un almuerzo liviano, consistente en coctel de camarones con aguacate, timbushca, chaulafán, jugo de borojó y café negro con sánduche de pernil.
(f.) Agente O. Chullivan