Autos y busetas informales prestan servicio de transporte entre el Quicentro y Carapungo. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Un hombre pasa la franela por la ventana izquierda de su furgoneta que está estacionada en la calle El Comercio, cerca de la intersección con la avenida De los Shyris, en el norte de Quito. No quiere dar su nombre, no responde las preguntas. Se molesta e ingresa a su vehículo que llevará a 15 pasajeros desde el sector de Iñaquito hasta Carapungo.
De los conductores de las nueve furgonetas que estaban aparcadas, solo uno se animó a hablar, pero no dio su nombre. Dice que están ahí por dar servicio a la comunidad y que hacen dos vueltas diarias. Una en la madrugada y otra en la noche.
El valor que cobran por pasajero es de USD 1. Las furgonetas llevan entre 13 y 16 pasajeros por viaje. Aquí no se respeta el medio pasaje, tampoco hay rutas establecidas. El objetivo es llegar a Carapungo.
De las nueve unidades que estaban estacionadas la noche de martes 14 de junio, dos eran amarillas y tenían el registro de operaciones para cumplir con recorridos escolares e institucionales. Otro par tenía logos de agencias de viaje. El resto variaba en colores y formas, sin sellos que certifiquen su legalidad.
Lety Criollo coge las furgorrutas desde hace dos años, cuando se pasó a vivir a Carapungo. Ella señala que no tiene problema en el servicio porque es cómodo y rápido. Algo que no pasa cuando va en un bus convencional.
Juan Veracruz, estudiante, recordó que hasta el año pasado quienes prestaban exclusivamente el servicio eran conductores de automóviles y que esa tendencia está cambiando. “Ahora hay más furgonetas. Yo espero los taxirrutas porque van más rápido”.
En el 2015, los taxistas informales que prestaban ese servicio realizaron protestas en reclamo por los continuos operativos de los agentes metropolitanos de tránsito. Incluso se cerró en varias ocasiones la entrada a Carapungo. Los taxis funcionan más en la mañana y hasta las 19:00.
En el resto de la noche se abren espacios para las furgonetas que terminan de realizar los recorridos empresariales y acuden al sitio para ganar dinero extra. En dos viajes pueden captar hasta USD 30. Eso si no les detiene un agente debido a que no cuentan con las respectivas autorizaciones municipales.
En el Municipio se discute una Ordenanza para legalizar las ‘furgorrutas’ que hacen recorridos por la Simón Bolívar. Ya se van sumando voces para legalizar a las que operan en otros sitios de la ciudad.