La ruta Cutuglagua- Universidad Central es una de las más demandadas por los pasajeros. Foto: EL COMERCIO
Todos los días es lo mismo, desde antes de las 07:00, el sector de El Trébol se llena de ciudadanos que buscan un bus para embarcarse y llegar a su destino de trabajo o estudio. Las unidades con más demandada son las rutas Monjas- El Inca, Orquídeas- Hospital Metropolitano, Guajaló- Seminario Mayor, Selva Alegre- Universidad Central, Cutuglagua- Universidad Central, entre otras.
En la zona están ubicadas varias paradas de integración para el uso de personas que vienen del norte, centro, sur y valles. En El Trébol se movilizan alrededor de 40 operadoras de transporte (incluida interparroquial) y algo más de 70 rutas.
Justamente en la ruta Cutuglagua- Universidad Central, la demanda de pasajeros es una de las más altas, pues “recoge a la gente desde el extremo sur de Quito y los lleva a la Universidad Central (centro norte), es una ruta larga y efectiva”, señaló hoy, jueves 21 de enero, Fredy Arias, gerente de la cooperativa Lujoturisa.
Eran las 07:10 y en una de las paradas de El Trébol, la que sale de la autopista General Rumiñahui, los usuarios sumaban alrededor de una docena. Cuando al fin llegó la unidad 0376 (Cutuglagua- Universidad Central), la gente corrió e ingresó por las tres puertas habilitadas.
El controlador, quien prefirió obviar su nombre, comenzó con los gritos tradicionales: “Atrás hay espacio. Siga reinita, siga. Por atrás es la salida”. Los pasajeros, en su mayoría jóvenes, entregaban su pasaje y se apuraban acomodándose en algún espacio que encontraban en el pasillo ya lleno de usuarios. Arrancó el bus y, literal, no había donde poner un pie. La ventaja, el aire acondicionado ubicado en el techo de la unidad, evitó que el calor moleste más a los pasajeros.
A esa hora el tráfico por la avenida Velasco Ibarra, con dirección al coliseo Rumiñahui, suele ser pesado. Los agentes civiles no se daban abasto para controlar a tanto bus que por recoger o dejar pasajeros se juntaban uno con otro. Los taxis tampoco ayudaban para la fluidez de esta vía, que recibe a diario, entre las 06:00 y las 21:30, alrededor de 130 000 automotores.
Tras su salida de El Trébol, la primera parada que hizo el bus fue a la altura de la Escuela Alemania (Itchimbía), se bajó un solo pasajero y se subieron cuatro más.
En la segunda parada, en el descenso por la calle Solano, se bajó un grupo de niños con uniforme escolar. Y en la del Coliseo Rumiñahui se subieron más personas, incluso el controlador gritaba “a la U. Central, a la U. Central”. El bus se llenó de más jóvenes universitarios.
Maribel Remache, estudiante de tercer semestre de la Facultad de Odontología de la Universidad Central, era una de las ofortunadas que, desde el sector de Luluncoto, iba sentada. La joven, de 19 años, recordó que esta ruta es una de las más efectivas, porque moviliza a muchos universitarios que viven por los barrios del sur. El recorrido es “superlargo y solo cobran USD 0,25, y eso es bueno para nuestro presupuesto de estudiantes”. Hizo una recomendación: “Como la demanda es alta, en hora pico, sería bueno que las unidades lleguen con mayor prontitud”.
Solo en la Facultad de Administración de la Universidad Central, la unidad quedó vacía. Todos los jóvenes, con sus mochilas repletas, se bajaron en ese sitio. En el amplio pasillo del bus solo quedaron cinco personas de pie. Justo atrás del asiento del chofer había un pequeño rótulo que indicaba que la capacidad de la unidad era de 36 personas sentadas y 20 de pie.
Hasta la subida de La Gasca, el bus urbano seguía con todos sus asientos azules llenos y al acercarse a su paradero, en la calle Gilberto Gato Sobral, la gente empezaba a alistarse para bajarse. En la esquina de La Gasca y Jerónimo Leiton, la unidad quedó sin usuarios. Los 20 kilómetros de recorrido se cubrieron, según el controlador, en 90 minutos.