Tres agentes de la Policía Metropolitana realizaban los controles con rapidez a cada una de las unidades, la mañana del 5 de agosto. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
Los controles en la Terminal Terrestre de Carcelén a los buses interprovinciales fueron intensos la mañana de este viernes 5 de agosto. Tres agentes de la Policía Metropolitana designados para esta labor, revisaban con rapidez a cada una de las unidades. Los chequeos se realizan las 24 horas al día.
En esta jornada la actividad fue más activa, ya que los viernes hay mayor demanda de pasajeros en la terminal, explica el agente metropolitano Cristian Iza. Una hora antes se su viaje los conductores deben empezar con la revisión. Los agentes verifican el estado de las llantas con un profundimetro, se aseguran que el bus tenga extintor, botiquín, que los parabrisas no estén rotos y que esté limpio.
Una vez que se determina que cumplen con todos estos requisitos, los conductores deben someterse a una detección de alcoholemia. Si se registra que tienen alcohol en su sangre, se les prohíbe conducir.
Los que pasan la prueba, van a la verificación de documentos y puntos en su licencia. Después, se les asigna la frecuencia y pueden llevar la unidad a los andenes.
Finalmente, los conductores deben hacer una lista de pasajeros, que es verificada por el agente antes de permitirles emprender el viaje. Al salir se les coloca un sello en la puerta que no pueden romper hasta llegar al siguiente control. De lo contrario deberán enfrentarse a una sanción.
Según Iza, la mayoría de ocasiones que no pasan la revisión es por no tener el extintor o el botiquín de primeros auxilios. Por eso, pide a los conductores no arriesgarse y estar preparados en todo momento. De las 400 unidades que salen a diario de la terminal de Carcelén, solo tres o cuatro se quedan por no cumplir con el procedimiento, explica el agente. Para denunciar alguna irregularidad es necesario comunicarse con la AMT.