Las cabinas, parte de la campaña Cuéntame, ubicadas den las paradas del Sistema Integrado de Transporte Público sirven para que las personas denuncien si han sido víctimas de acoso sexual. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
Las mujeres que utilizan el transporte público son vulnerables al acoso sexual cuando suben o bajan de los buses urbanos o mientras permanecen en las paradas normales o del sistema integrado. Según sus usuarias estos son los puntos donde más se acostumbra a observar o recibir estas agresiones.
Tatiana, por ejemplo, cuenta que cuando las personas se aglomeran para entrar a la unidad es cuando los agresores aprovechan para “mandar mano” a las más jóvenes. A ella no le ha pasado, pero sí ha recibido guiños de ojo, miradas “raras” y hasta le han sacado la lengua supuestamente en forma provocativa.
Una vez, incluso, observó cómo un hombre tomaba fotos de las nalgas de otra pasajera. Ante esto, las víctimas se intimidan y tratan de salir en la siguiente parada. “Hay testigos, muchos ven, solo observan pero no actúan”, dice Tatiana. En una encuesta desarrollada por el Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana en el 2014, se reveló que cuando la persona ha sido intimidada en el transporte urbano, el 65,6% reacciona cambiándose de puesto.
Aunque en otros espacios públicos como parques y plazas también se puede dar este tipo de acoso, el transporte público es donde se lo observa más frecuentemente. Así lo dice Karina, de 18 años, quien utiliza todos los días el trolebús para ir a su casa. Para esta joven, el interior de la unidad es donde habitualmente se producen los acosos.
Por eso, recomienda a otras pasajeras que se ubiquen donde vean que hay más mujeres. En su experiencia, cuando el bus se empieza a acercar a las paradas los acosadores también aprovechan para atacar a sus víctimas porque pueden escapar rápidamente.
Ella cree que en el transporte público es donde las mujeres se sienten más afectadas, ya que es difícil identificar al agresor y retenerlo hasta que llegue alguna autoridad que pueda actuar.
Por eso, como parte de la campaña Cuéntame se instalaron cinco cabinas para atender a las víctimas de violencia y acoso sexual en el sistema de transporte público. Estas se encuentran en el Playón de La Marín, Rio Coca, La Y, Quitumbe y El Recreo, consideradas como los sectores de mayor afluencia de personas.
Marcela Cevallos, promotora de derechos que trabaja en las cabinas, cuenta que cada mes reciben entre ocho a diez denuncias, sobre todo en horas pico. Las quejas se dan por agresiones principalmente al entrar o salir de la unidad.
También es común que sufran el acoso cuando están de pie, ya que el agresor se coloca detrás de ellas. Las denuncias más frecuentes son por roces malintencionados, pero han tenido quejas de ocasiones en las que hombres sacan sus miembros para que las niñas los vean.
El problema está en que ciertos comportamientos como miradas acosadoras o agresiones verbales, se toman como normales, y no deberían serlo, explica Catalina Garcés, coordinadora del proyecto de equidad de género y acoso sexual. Estas actitudes también son consideradas como acoso sexual que pueden ser denunciados en las cabinas. El trabajo ahora se enfoca en la capacitación de todos los involucrados en el sistema de transporte público como los choferes y cobradores porque muchas veces son ellos los que reciben la queja.
Además, se busca que las personas entiendan el significado del acoso. Por eso, mientras los pasajeros esperan para abordar la unidad, se da una breve charla donde se explica que las personas agredidas deben notificarlo en las cabinas para después ser dirigidas a las autoridades competentes, dependiendo del caso.
Garcés dice que aunque en otros espacios públicos como las plazas y en las calles también se produce el acoso sexual, en el transporte público es donde se están enfocando actualmente, ya que la idea es que el millón de usuarios que utiliza este sistema para movilizarse cada día, entienda el mensaje y lo difunda a los demás.
En las paradas de El Recreo, el Playón de La Marín y Quitumbe es donde más se da este tipo de casos, en las otras dos paradas las denuncias son menores. De acuerdo a las promotoras de las cabinas, las adolescentes son las más afectadas por el acoso.