Busco líderes, no técnicos: Texeira

Redacción Deportes

Es el segundo directivo más influyente del fútbol en el mundo, después de Joseph Blatter. Tiene 21 años en el cargo de presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) y ha  ganado dos copas del Mundo.

Es Ricardo Texeira, ex yerno del ex presidente de la FIFA, Joao Havelange, quien pasó de banquero a dirigir la CBF, entidad que administra USD 100 millones por  año, según el directivo.

Texeira   atendió la semana pasada a los editores del Grupo de Diarios  América (GDA), el cual  integra EL COMERCIO. Y aquí reflexiona de los motivos para mantener y despedir a un entrenador de fútbol de  su cargo.

¿Cómo hizo para sostener  a Dunga en los momentos más   críticos de su gestión?

Me fue muy fácil, porque esa es mi característica. Yo mantuve a Carlos Alberto Parreira cuando en   los juegos de la eliminatoria de 1994 los hinchas y toda la prensa, en especial     la de Sao Paulo, querían a Telé Santana. Lo sostuve y fuimos campeones de la Copa del 94. En el 98 puse a Mario Zagallo, quien no tuvo mucha oposición, pero no pasó nada. En      2002 nombré a Luiz  Felipe Scolari,  también cuestionado, y  él  ganó la Copa  2002. Y para mantener esa característica escogí a Dunga.

Según su filosofía, ¿es viable recomendar lo mismo a otros países? 

Hoja de vida
Ricardo Texeira
Origen.  Nació el 20 de junio de 1947, en Brasil.
Carrera.  Dirigente   brasileño, el 18º presidente de la Confederación Brasileña. Está en  el cargo desde el 16 de enero de 1989.
Períodos.  En cinco períodos ha ganado dos copas del Mundo. Su quinto mandato  consecutivo de presidente   terminará  en     2015.

Yo no recomiendo nada, pero la experiencia que tengo sí sirve. Puedo decir que cuando fui elegido presidente de la CBF no tenía ninguna experiencia en fútbol. Venía de administrar un banco en Brasil. Lo que la CBF necesitaba en ese momento no era un dirigente sino un administrador porque esta organización tenía problemas financieros. Cuando yo escogí a Dunga no necesitaba un técnico: necesitaba   de una persona que tuviera comando, liderazgo, y que pusiera las cosas en su lugar. Y él las puso. Necesitaba alguien que tuviera el coraje de dejar en la banca  al que fuera y de enviar  a jugar al que debía jugar, sin importar quien fuera.  

Basado en su tesis, ¿se puede sostener un entrenador con ese argumento?

La verdad es que siempre ganamos (Brasil), con excepción de algún campeonato, por el grupo humano  que se forma. La selección de 1990, la primera de mi administración, era mucho mejor técnicamente que la de 1994 (campeona del mundo) y no ganó el Mundial porque no tuvimos ni control ni identidad de grupo.  En el 2002 (campeones del mundo) tuvimos otra vez un gran grupo con un gran comandante (Scolari). En el 2006 teníamos tal vez la mejor selección de toda mi gestión y no funcionó porque faltó   liderazgo, y yo me incluyo en eso, y finalmente faltó voluntad de los jugadores. Yo busco líderes,  no técnicos.   

Escuchando su reflexión, ¿se puede decir que Argentina  escogió a Maradona por esas  características?

No sé… pero los dos fueron jugadores con características distintas.  En Argentina, Grondona (Julio, presidente de la AFA) lo escogió porque tenía sus motivos. Y yo no hablé con Grondona.

Alguna vez le haló las orejas a Dunga cuando la Selección andaba mal…

La Copa Sudamericana no ha dado resultado y la Confederación debe revisar ese formato. Los diálogos han sido tranquilos con el entrenador porque lo conozco desde 1994. Pero aclaro: yo nunca interfiero en la Selección. Tenemos que estar atrás, pero tomando otras decisiones.

¿Es necesario que el presidente de una  Federación apueste por el  técnico  así los resultados sean negativos?

La verdad es que hay que analizar de acuerdo a cómo se están dando las cosas. Soy partidario de que haya una continuidad en el trabajo. En Brasil hay clubes que en un mismo año tienen ocho técnicos. Pierden y cambian de técnico. Así no hay posibilidad de articular nada. Ustedes saben que el demonio no sabe por ser demonio, sino porque tiene más experiencia. Y solo se puede ganar experiencia viviéndola. Una vez, Parreira  me  dijo una frase que me marcó: “Es muy   difícil comenzar de cero, pero la primera cosa es no perder de arranque. Lo mejor es comenzar ganando así sea 1-0, pues así no se comienza a correr de atrás”.

En esa línea que tiene que pasar para que se interrumpa algún proceso, usted también cambió técnicos. Por ejemplo, tuvo a Luxemburgo y luego a Leao...

Sudamérica tendrá seis países clasificados en el Mundial que organizaremos nosotros  en 2014. Los análisis que hacemos para determinar la permanencia de un entrenador son los mismos que hacemos cuando se decide la salida. En ese momento creímos que lo mejor era eso. Para que tenga una idea: Scolari hizo la Copa América del 2001 en Colombia y fuimos eliminado por Honduras y no por eso lo íbamos a sacarlo. Hay que tener un poco de ‘feeling’ para hacer el movimiento. Es una medición del momento y en eso hay algo personal. Yo puse a Luxemburgo y yo lo cambié. 

¿Es beneficioso que un directivo se mantenga más de cuatro años en un cargo en una federación?

En mis cuatro primeros años no sabía ni siquiera dónde quedaba la oficina de registro. Por el contrario, yo creo que hay una necesidad de un tiempo mínimo de administración, en cualquier profesión. En Brasil es distinto a lo que pasa en otros países de Sudamérica. En mi concepto, siempre hay que tener un objetivo.

Con respecto a los torneos internacionales, ¿usted cree que los modelos que se han impuesto son los necesarios?

La Copa América se cambió y se realiza cada cuatro años y eso está bien. La Libertadores también está bien, pero la Sudamericana es un torneo que no ha dado resultados y debe discutirse en el Comité Ejecutivo de la Confederación Sudamericana de Fútbol.

En los formatos de campeonato, ¿es viable mantener el sistema de las próximas eliminatorias mundialistas?

Es muy sacrificado jugar 18 partidos en una eliminatoria. Ahora, la decisión del   sistema la tienen que tomar las nueve asociaciones de Sudamérica.

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