Redacción Sierra Centro
En el barrio Letamendi, la mayoría de tiendas y casas tienen rejas metálicas en las puertas y ventanas.
Esta zona, ubicada en el nororiente, es considerada como una de las más peligrosas de Ambato. Allí viven 3 000 personas. Desde hace ocho años funciona una brigada barrial. Es la más antigua de la capital de Tungurahua.
El 7 de abril de 2002, más de 1 000 personas ingresaron a la casa de un grupo de presuntos delincuentes y quemaron sus muebles. Exigieron que se vayan.
“Había asaltos y robos a cualquier hora. Eso cansó a los vecinos y declaramos la guerra a los ladrones”, explica María, nombre ficticio. En Letamendi, los vecinos tienen la consigna de no revelar su identidad, por seguridad.
“Los miembros de las brigadas acompañamos a la Policía en los recorridos. Solo los directivos pueden identificarse”, afirma María. Ella asiste cuatro veces al mes a las reuniones del Comité de Seguridad 7 de Abril.
Funciona en la casa barrial. En este lugar, los dirigentes coordinan con la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) los próximos operativos. Una vez a la semana, 60 vecinos y dos uniformados recorren durante dos horas las estrechas calles del barrio.
Carlos Torres, miembro de la Directiva, detalla que en los recorridos se vigilan las tiendas, las casas, los terrenos abandonados y los callejones donde no hay alumbrado. “Participar en la brigada barrial es una forma de tener mayor tranquilidad”.
El policía Fernando Paredes cuenta que la zona es conflictiva. “Acá viven miembros de seis pandillas que no roban en el barrio, pero sí en otras ciudadelas. Se hacen operativos para capturarlos”.
En el barrio Altivo Ambateño, ubicado en la calle Olmedo, entre Mera, Castillo y Francisco Flor, en el centro de Ambato, los 15 miembros de la brigada barrial vigilan desde las ventanas de sus casas a los peatones y carros que circulan por este sector donde habitan 500 familias.
Se comunican con sus vecinos a través de radios y teléfonos celulares. El barrio está cerca del parque 12 de Noviembre y de los mercados Central, Artesanal, Modelo y de la plaza Urbina. Estos lugares también son considerados peligrosos por la Policía.
“¡Águila, águila observo a dos hombres sospechosos. Vea que no se roben los huevos, me copia. Cambio!, alerta Eduardo Brito, coordinador de la brigada.
La información llega a los cuatro policías que trabajan en la UPC del parque 12 de Noviembre. Dos uniformados llegan en una moto a la calle Olmedo.
Sin embargo, los hombres escaparon. Carmen Ulloa, presidenta del barrio, es una de las fundadoras de la brigada que se conformó hace cuatro años.
Ulloa y otros 15 moradores se encargan cada semana de realizar las rondas. La semana pasada, la Policía, con ayuda de la brigada, detuvo a 29 personas por escándalo público e intento de robo de casas, carros, celulares…
“Antes, a cada hora había asaltos a los locales. Recibíamos 10 denuncias diarias de robo, pero bajó a una por semana”, explica Marco Cundulle, responsable de la UPC del parque 12 de Noviembre.
Pese a ello, Luis Báez, propietario de una tienda de videos, situada en la calle Olmedo y Castillo, instaló una puerta metálica en el ingreso de su local.
Alicia Albán, comerciante del Mercado Modelo, dice que antes había robos en el interior del mercado. Pero ahora los vendedores denuncian a los delincuentes. En la ciudad hay 38 UPC y ocho brigadas barriales en los sectores donde se registran más delitos.
Patricio Campaña, jefe de la Policía Comunitaria, indica que el Comando de Tungurahua tiene un plan de seguridad.
En las zonas donde no hay brigadas barriales, los miembros de la UPC realizan controles diurnos y nocturnos. En las rondas, los policías son los únicos que pueden portar armas.
“Si hay enfrentamientos, los habitantes del barrio no pueden actuar. Eso es trabajo de la Policía”. Según Campaña, en la capital de Tungurahua, hay más de 200 barrios. “Dentro del plan consta incentivar a que más gente conforme brigadas. La participación ciudadana es importante para realizar nuestra labor”.