Bosque Nacional de Tapajós, AFP
En el bosque protegido de Tapajós, en el norte de Brasil, una cooperativa maderera de pobladores locales intenta proteger la selva talando árboles seleccionados en acuerdo con el Gobierno, dando ejemplo de que la Amazonia puede ser explotada de forma sustentable.
Los compromisos que tiene Brasil
A inicios de la década, Brasil llegó a niveles de deforestación que rondaron 30 000 km² anuales. Este año logró su menor nivel en 20 años, pero aún así se devastó 7 000 km² de Amazonia.
Brasil fue a Copenhague con el compromiso de reducir entre 36 y 38% las emisiones sobre el calculado para 2020, incluyendo una reducción de 80% en la deforestación amazónica. A cambio, pide financiación de países ricos.
Es un día normal de fuerte calor y humedad. Con casco y camiseta naranja de la cooperativa de los pobladores locales Flona Tapajós, Marcelo Castro se adentra en la selva con sus colegas, selecciona un árbol del inventario aprobado por el Gobierno y procede a cortarlo con la motosierra.
Los precisos cortes dirigen el tronco hacia el lado que menos impacto causará en el bosque. El árbol, de 26 metros y tal vez centenario, cae con un estruendo desgarrador. Horas después, Carlito Lira, fiscal del gobierno, comprueba: especie, área de procedencia y número de serie del árbol, matrícula del camión y nombre del conductor que lo llevará a la ciudad.
La madera talada en esta porción de selva del oeste del estado de Pará será embarcada en el puerto de Santarén, a una hora de distancia, y cruzará la Amazonia en barco por varios días hasta llegar al Atlántico y Europa, tras el censo que garantiza que no fue obtenida de deforestación ilegal.
El Gobierno adjudicó a la cooperativa 32 000 hectáreas en el bosque Tapajós, con la contrapartida de que su gestión sea social y ambientalmente correcta y que 15% de sus beneficios se destinen a las comunidades locales.
Cada año la cooperativa trabajará un área de 1 000 hectáreas, donde puede derrumbar árboles preseleccionados para minimizar el impacto en la densidad del bosque. Y esa área luego permanecerá intocada por 30 años, plazo que se calcula que la selva necesita para regenerarse.
Integrada por 22 comunidades del bosque Tapajós y con 60 empleados locales, la cooperativa inició su proyecto de manejo forestal hace cuatro años. Acaba de ganar el premio Negocio Sustentable del ente gubernamental Instituto Chico Mendes, y un contrato de USD 2 millones con una maderera. “Aquí no hay fuentes de empleo; nuestro mayor desafío es trabajar de manera sustentable para que nuestros hijos tengan esa perspectiva”, dice Sergio Pimentel, presidente de la cooperativa.