En la gráfica se observa un plantón de los familiares de una joven que fue quemada con ácido. Sus parientes protestaron en los bajos de la Fiscalía del Guayas, el 6 de enero. Foto: Archivo / EL COMERCIO
El puñal afectó el hígado y el corazón. En total, cinco heridas terminaron con la vida de Alicia Navarrete. La mujer, de 33 años, fue atacada hace cinco días en Correntoso, un recinto del cantón Daule, en el Guayas. El sospechoso es su expareja, a quien ella ya había denunciado por maltrato.
La mujer fue velada el lunes en Lomas de Sargentillo, otro cantón de Guayas, en el que había nacido. Ahora, esta muerte es investigada como femicidio y se suma a los 16 hechos violentos que el Ministerio del Interior ya había reportado entre enero y febrero del 2017.
María Guare, una fundación de Guayaquil que en 20 años ha tratado casos de violencia intrafamiliar, dice que en este año ya se han producido 33 sucesos a escala nacional.
¿Qué hacer? El lunes, a propósito del Día de la Mujer, la Fiscalía recordó que una medida de protección a favor de las víctimas es prohibir que el agresor se acerque a la víctima.
Además está el prohibir al sospechoso intimidar a sus parejas o exparejas y extender una boleta de auxilio a favor de la víctima.
El Código Penal (art. 558) detalla al menos 12 alternativas para cubrir a las mujeres.
Pero no todas han dado resultado. El martes 7 demarzo del 2017, Silvia Juma, fiscal que en Pichincha investiga delitos de género y de los derechos humanos, señaló que las medidas de protección son necesarias, pero asegura que no son efectivas al 100%.
El 30 de marzo del 2016, Doris murió con puñaladas, frente a su hijo.
Cinco meses antes del ataque, la joven, de 26 años, había presentado una denuncia por violencia intrafamiliar en contra de su expareja.
Desde entonces tenía una boleta de auxilio, que es una medida de amparo constitucional y servía para que su exconviviente no se le acercara.
Pero en realidad eso fue solo un papel. Ella sufría maltratos e incluso permitía que el hombre tuviera contacto con ella.
Estos detalles se conocieron el día del crimen, en la audiencia de flagrancia contra el presunto responsable.
La boleta de auxilio tampoco ayudó a Mónica. El 5 de marzo del 2016, ella fue atacada por su expareja, quien la quemó con ácido. Un año antes se había separado del agresor, lo denunció por maltrato y obtuvo la boleta. Pero igual fue agredida, mientras caminaba con su hija.
El jueves 2 de marzo, el Tribunal de Garantías Penales del Guayas dictó una sentencia de 9 años y cuatro meses de prisión en contra de Alfredo V.
A él lo acusaron por provocar lesiones agravadas, pero la Fiscalía apelará, pues no está de acuerdo con el veredicto.
Inicialmente, Geoconda Armijos, fiscal del caso, estableció que se había cometido un delito de tentativa de femicidio y pidió cárcel de 26 años.
Las boletas y sus resultados ya han sido evaluados por las autoridades. Por ejemplo, en febrero el 2014, la ministra de Justicia, Ledy Zúñiga, señalaba esto: “No queremos que las boletas de auxilio sean una evidencia más cuando levantamos un cadáver, queremos que estas se ejecuten y que la Policía esté más cerca de la ciudadanía”. Esto lo decía, mientras lanzaba el proyecto del botón de auxilio. La idea de esa iniciativa fue “reforzar la protección” de las mujeres en riesgo y se aseguraba que con “solo pulsar el botón cinco del celular, la Policía llegaba de inmediato al lugar del hecho”.
La Policía dice que sí funciona, aunque a finales del 2016 la Comisión Ecuménica de los Derechos Humanos reveló que de enero a noviembre del 2016 hubo 80 femicidios en 16 provincias. El informe de esta organización señalaba cómo las mujeres son estranguladas, decapitadas, mutiladas y abusadas sexualmente.
César Duque, abogado de la Cedhu, dice que es necesario que se revisen las medidas de protección. Él advierte que hay una preocupación por los hechos, más aún cuando en el país ellos han contado más de 30 víctimas mortales este año.
Hace dos años, la Policía ya ha hablado de la protección a la mujer. “Lamentablemente, muchas veces no han sido efectivas (las boletas) y el año pasado se evidenció que muchas de las víctimas de femicidio tenían en su poder estas vigentes contra sus atacantes”.
Casi al finalizar enero, en Portoviejo se analizó el tema de los femicidios. Allí se mostró que solo en las primeras tres semanas de enero del 2017 hubo 14 casos en el país.
En 10 hechos, la Policía investigó a sus parejas y en cuatro a sus exparejas. Estos sucesos dejaron 26 huérfanos.
“El femicidio es la muestra más extrema de la violencia, llegamos a las provincias donde se han presentado mayor número de causas de femicidios en este mes, para tratarlas de forma integral con todas las instituciones que conformamos el Estado, analizar las causas y trabajar para la prevención de estos hechos”, señaló ese día Zúñiga.
En octubre del 2016, Mercedes murió con cinco puñaladas y el principal sospechoso fue su marido.
El hecho ocurrió en Manabí, la madrugada de un viernes.
“Hace algunos años ya intentó matarla a tiros”, dijo una amiga y vecina de Mercedes.
En esta ocasión, la Policía confirmó que al momento de la agresión la víctima tenía en su poder una boleta de ayuda.
Los testigos dijeron ese día que el sospechoso huyó del lugar, pero 10 horas después fue capturado en Viche, Esmeraldas, cuando aparentemente intentaba huir en un bus.
En mayo de ese año, otra chica, de 16 años, murió también en Manabí, Los agentes investigaron a su expareja y los familiares contaron que la joven tenía una boleta, porque temía que algo le iba a suceder.
Esa medida de protección de poco le sirvió, pues perdió la vida por un puñal.