Reds. Política y Sierra Ambato
El carácter de Betty Carrillo es como una brisa que puede convertirse en una ventisca. La mujer de ojos claros y figura menuda; de voz suave y sonrisa constante, parece apacible, pero al defender su proyecto de Ley de Comunicación exhibe lo contrario…
El martes pasado llegó a la Asamblea con un nuevo ‘look’. Su cabello ondulado pasó a ser liso y de color castaño oscuro; vestía un traje lila. Ese día estaba previsto que se discuta el proyecto.
Hoja de vida
Betty Carrillo
Estudió en los colegios Nacional Ambato y Espejo de Quito. Luego pasó a la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Central. Tiene una maestría en Mediación.
Está casada con Wilmer Medina y sus hijos son María Alejandra (18 años) y Esteban (9). Su familia se dedica al negocio turístico.En la mañana, Carrillo caminó por los corredores del Legislativo y solo pocos minutos ocupaba su curul número 39 en el bloque de Alianza País. Ella conversaba con las barras que fueron a apoyarla: personas con deficiencias auditivas, un grupo de mujeres del Colectivo Plaza Grande de A. País y una docena de estudiantes de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central.
Mélida Jumbo es parte del Colectivo y llevaba un cartel que decía “Betty valiente, cuida al televidente”. Para Jumbo y sus 10 amigas, el rol de la asambleísta es fundamental para contar con una Ley que termine “con los abusos del poder en los medios”.
Carrillo es una novel legisladora, con apenas cinco meses en su puesto. Esta es su primera ocasión en un cargo de elección popular, aunque la política no era extraña para ella; su padre, Carlos Carrillo, fue diputado por el Movimiento Popular Democrático (MPD) hace más de 20 años.
Carrillo también militó en ese partido. En su juventud fue presidenta de los estudiantes secundarios de Tungurahua; pocos años después fue titular de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE). Luego fue directora provincial del MPD en Tungurahua. Pese a su activismo, Luis Villacís, director del partido, y Fernando Hamann, dirigente de Ambato, no la conocen.
Hace 14 años se desafilió del MPD y se dedicó al voluntariado en Tungurahua. Ella asesoró al Infa. Luego creó el Centro de Mediación que lleva el nombre de su hija (María Alejandra), centros de atención contra el maltrato infantil y centros médicos impulsados desde la fundación Monteselva, instaurada por la familia de su esposo Wilmer Medina.
Según su padre, ella ha trabajado más de 20 años en las comunidades. “La vida de mi hija ha sido el voluntariado. Y muchos no quieren reconocer que por eso ella está donde está ahora”.
A inicios de este año, Carrillo, de 42 años, se animó a participar por una coalición de partidos: País, Izquierda Democrática y Partido Socialista. Pero su corazón es totalmente verde. La amistad con Alberto Acosta y su admiración por el presidente Rafael Correa, pesaron para que se inscribiera en las elecciones.
En la av. Los Guaytambos, en Ambato, aún hay pancartas donde se la ve sonriente, con una impecable blusa blanca y un pañuelo verde en su cuello. En la campaña, colocó gigantografías, visitó los barrios y pidió consejos a asesores de imagen.
Ella era la cuarta de la lista de la coalición y casi sin posibilidades de entrar. Pero obtuvo 62 226 votos consolidados y 12 902 votos entre listas. Quedó en tercer lugar luego de Fernando González, de A. País y Juan López de Sociedad Patriótica, pero superó a Luis Morales (Prian). Según Luis Fernando Torres, ex militante socialcristiano, su alta votación se produjo por la gran campaña que realizó.
En la Asamblea es parte de la Mesa de Desarrollo Económico, pero tomó notoriedad cuando fue designada para presidir la comisión encargada de redactar el proyecto de Ley de Comunicación.
Ella dice que la tarea no es fácil, pero que se ayuda con una maestría en mediación, que fue una guía para unir el trabajo de líderes políticos como Cynthia Viteri (Madera de Guerrero), César Montúfar (Movimiento de Concertación Nacional), Fausto Cobo (Sociedad Patriótica) Lourdes Tibán (Pachakutik). Ellos felicitaron su trabajo hasta el 16 de noviembre.
Ese día hubo un quiebre. Carrillo, entre palabras más o menos fuertes, dijo a los legisladores de oposición que la puerta estaba abierta para que salgan. “Yo sentí nostalgia, porque hasta ese día habíamos trabajado consensuadamente”, recuerda Carrillo. Ese día Viteri, Montúfar y Cobo salieron a armar su propio proyecto.
Carrillo pasó a la línea dura de Alianza País, que hasta entonces la lideraba Rolando Panchana y defiende a rajatabla la regularización de los medios de prensa.
Su colega Cobo cree que esa actitud es normal, pues debía defender el proyecto que suscribió. Mientras que para Viteri, ella fue enviada “a los leones” para proteger la imagen de Panchana,
En cambio, la asambleísta cree que es víctima de una presión mediática. “Los medios trabajan como actores dentro de esta ley, que es normal porque les interesa: pero actuaron desde el prejuicio”.
En menos de ocho minutos de entrevista, Carrillo repite la palabra “tergiversación” por seis ocasiones. Lo hace para calificar las notas que la prensa ha publicado sobre ella y su trabajo en la comisión ocasional de Comunicación.
El proyecto que lideró fue cuestionado dentro y fuera del país. Tanto fue el cántaro al agua que se quebró. Puntos claves del proyecto se cayeron antes de discutirse.
Carrillo no pudo hacer nada. Sus visitas a la Presidencia no le sirvieron; aunque ella dice que fue a Carondelet por su militancia en A. País y no para salvar el texto. “Lo extraño sería que vaya hablar con Lucio Gutiérrez”.
Por ahora, su conflicto es cómo se cambiará la Ley. Ella está convencida que a los medios hay que regularlos. Pero el tema le cansa y pide parar la entrevista. Asegura que su paso por la Asamblea durará cuatro años y quiere ser recordada por otras leyes.