El sector privado recoge la basura tecnológica

En Reciclametal, los trabajadores colocan los componentes internos de las computadoras en costales para clasificarlos. Foto: Vicente  costales/ EL COMERCIO

En Reciclametal, los trabajadores colocan los componentes internos de las computadoras en costales para clasificarlos. Foto: Vicente costales/ EL COMERCIO

En Reciclametal, los trabajadores colocan los componentes internos de las computadoras en costales para clasificarlos. Foto: Vicente costales/ EL COMERCIO

En la basura electrónica existe oro y otros metales pesados que cuando no son gestionados de una manera técnica resultan perjudiciales para el ambiente y para el ser humano.

Emprendedores no solo aportan al ecosistema con el ­reciclaje de este tipo de residuos sino que encontraron, en su manejo, una fuente de ­ingresos económicos.

Pese a que el manejo de los residuos sólidos está a cargo de las empresas metropolitanas de Aseo (Emaseo) y de Gestión de Residuos Sólidos (Emgirs), estas no se encargan de la gestión de los residuos electrónicos. El manejo se limita al trabajo de dos empresas privadas y de una fundación. El año anterior recuperaron en total 1 050 toneladas.

Las dos empresas privadas, Reciclametal y Vertmonde, cuentan con una licencia ambiental que les permite manipular los desechos electrónicos. Mientras que la Fundación Hermano Miguel tiene una licencia que solo le permite recolectar y acopiar la basura electrónica temporalmente.

El reciclaje electrónico es una actividad con potencial rédito económico, pues la mayoría de los desechos pueden ser exportados o vendidos en el mercado nacional.

Lisseth Mena, de Reciclametal, dijo que en el 2014 recuperaron 400 toneladas de desechos electrónicos. De esta cifra, entre el 30 y el 40% fue exportado, el 50% fue vendido como chatarra ferrosa y el restante debió ser enviado a otro gestor, pues no se lo puede usar.

Jhoanna Rosales, de Vertmonde, coincidió que más del 90 % de los componentes de un computador se puede reciclar.

Entre los mercados internacionales que consumen estos residuos están Francia, Estados Unidos, Canadá y China.

Lisseth Mena explicó que el precio de la chatarra en el mercado nacional es cambiante, pero en general, fluctúa entre USD 150 y USD 180 la tonelada.

Para reciclar un computador se comienza con la separación de los componentes electrónicos y de los plásticos. A los últimos se los compacta en una máquina, luego se los coloca
en pacas para su traslado al exterior. Los componentes electrónicos en cambio son separados en costales de acuerdo con el tipo y la calidad.

Al relleno sanitario de El Inga, a 45 kilómetros de la ciudad, llegan 1 800 toneladas de residuos sólidos diarios, entre ellos están celulares, computadoras y otros dispositivos electró­nicos que se mezclan con la basura común.

Ni el Ministerio del Ambiente (entidad que otorga actualmente la licencia ambiental) ni el Municipio de Quito manejan cifras de la cantidad de desechos electrónicos que se generan en la ciudad.

La inadecuada disposición de los residuos electrónicos empieza desde la recolección. Alejandro Calisto, gerente de Emaseo, explicó que es frecuente encontrar este tipo de basura en los contenedores y en el proceso de recolección a pie de vereda: “Como no abrimos las fundas para ver, no se tiene cuantificado”.
Un celular o una computadoras contienen metales pesados, como cromo, cadmio, plomo, mercurio y oro.

Estos metales en un relleno sanitario son ­potencialmente tóxicos, pues al estar en contacto con el agua lluvia y los lixiviados (agua con carga orgánica en descomposición), se disuelven y pueden afectar.

El impacto al ambiente es mayor cuando los dispositivos electrónicos son arrojados en terrenos baldíos y en quebradas, ya que el agua se puede contaminar con estos metales y, a la larga, afectar a los animales y a las plantas.

En cambio, la afectación a las personas depende del grado de exposición a los desechos tecnológicos. Fabricio González, profesor de genética de la Universidad Central, sostuvo que los gestores ambientales (exminadores) pueden tener enfermedades en caso de que manipulen los desechos electrónicos, de manera crónica, y sin medidas de protección.

Daniel Hidalgo, profesor en Ingeniería Ambiental de la UDLA, dijo que deben crearse normativas para que se clasi­fique la basura electrónica antes de que exista un aumento significativo de equipos electrónicos desechados.

Las empresas proveedoras de celulares deben recuperar el 10% de sus importaciones anuales, de acuerdo con dos acuerdos ministeriales de la Secretaría del Ambiente.

En ese sentido, en el 2013 Movistar recuperó 112 000 celulares a escala nacional. Claro, en el 2014, recicló 100 000 unidades y la Corporación Nacional de Telecomunicaciones (CNT) también ha tenido campañas masivas para recolectar estos dispositivos.

Luis Mayorga, gerente de la Emgirs, comentó que analizan la posibilidad de crear un centro de acopio para la basura electrónica que podría ser exportada, en grandes cantidades, a países que se dediquen al reciclaje de los elementos peligrosos.

La Secretaría del Ambiente, además, dialogará con el Ministerio para tener acuerdos sobre este tema.

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