El pueblo de Baquero queda a 20 minutos de San Vicente en la provincia de Manabí. Las casas quedaron completamente destruidas tras el terremoto. En la imágen una casa en carretera San Vicente – San Isidro. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Barquero es un pueblo que está a unos 20 minutos de San Vicente, uno de los sectores manabitas afectadas por el terremoto de 7.8 grados en la escala de Richter.
Allí, las casas de madera aparecen alejadas unas de otras. Pero a lo largo de la vía asfaltada salen familias enteras a pedir agua y comida.
Al costado izquierdo aparece una iglesia. La fachada está destituida. De sus alrededores salen unas 20 personas y hacen fila, pues llegan unas 20 camionetas desde Guayaquil.
En cada carro hay útiles de aseo, ropa, víveres, agua.
La gente aparece en bicicleta, a pie, por los terrenos. Todos hablan del día del terremoto. “Yo estaba con mi hija en la casa y de pronto todo comenzó a moverse y a caerse”, dice Julia Saltos.
Su prima Tatiana cuenta algo parecido. “Mi casa se movía y se movía. Le decía a mi hija que se tranquilizara pero ella lloraba”, cuenta.
Ahí, la gente vive de la agricultura y la ganadería. Pero por hoy toda actividad está parada.
“Tenemos que salir adelante, pese a esto que nos ha destruido todo”, dice una mujer de unos 50 años.
La pequeña tienda de la zona ahora atiende con normalidad, pero horas después del sismo se cerró.
Sus dueños tenían miedo de que haya un nuevo terremoto y que caigan las casas dañadas.
Poco a poco, las personas que llegaron en las 20 camionetas entregan plátano, arroz, azúcar, atún. La gente agradece y se va.