U. Católica
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BarcelonaTito Rosales Cox. Quito
‘No… No pierdas el balón…. Así nooo… Henry (León)…”, gritó Juan Manuel Llop, a los 75 minutos. Un remate de Juan Francisco Aguinaga fue despejado por el golero Máximo Banguera y enviado al tiro de esquina.
Esa acción exasperó al entrenador argentino de Barcelona. Sus gritos se escuchaban hasta la tribuna occidental y los del palco de prensa y autoridades del estadio Atahualpa. El DT lanzó una botella de plástico al piso y hablaba permanentemente con sus asistentes… “Cuiden el marcador…”, gritaba a los jugadores”. Hasta ese momento su equipo ganaba 3-0, en la primera fecha.
Después, el equipo de Llop retomó el control del medio campo hasta que terminó el partido. En ese momento, vinieron los abrazos de los jugadores, en la cancha, y las palmadas en las espaldas para los directivos, en el palco, donde se ubicaron Eduardo Maruri, Carlos Manzur y Ángel Gómez, los hombres duros de la directiva.
Llop era uno de los más efusivos en la cancha. Pero al salir del estadio fue más cauto en sus declaraciones. “Este es un equipo que irá creciendo en fútbol. El temor de hoy (ayer) era ver cómo reaccionaban los jugadores en la altitud”.
Su planteamiento había sido acertado y ordenado. Uno de esos ejemplos es la función clave que cumplió Fernando Hidalgo, nacido en el Quito, quien estuvo de un lado a otro, los 94 minutos jugados (incluido los adicionales).
Hidalgo quitó a su antojo los balones y hasta habilitó a Luis Macías. Jefferson Hurtado, con 21 años y 1,89 metros y parecido físico a Geovanny Espinosa, pasó a ser determinante en la defensa, por su seguridad en los despejes.
Pero la victoria fue labrada con una buena estrategia desde el inicio. Geovanni Nazareno y Omar de Jesús se quedaban en sus puestos de marcadores laterales y solo subían cuando tenían oportunidades. Lo mismo ocurría con los zagueros Hurtado y José Luis Perlaza.
A medida que avanzaba el tiempo, el dominio torero creció. Y el resultado de eso llegó con el gol de Nazareno, quien este año estuvo tentado para jugar en la Católica, a los 40 minutos.
Antes de eso, Llop fortaleció el medio campo con el ingreso de Vinicio Angulo, quien anotó el segundo tanto a los 43 minutos para el 2-0. Este se sacó la marca de Miguel Ibarra y remató fuerte.
La euforia de los aficionados en los graderíos creció. Los cánticos que identifican a los toreros se repetían y las banderas flameaban. El silencio de los pocos hinchas católicos era el contraste. El rendimiento de este equipo fue limitado, con pocos argumentos.
El dominio barcelonés terminó a los 65 minutos. El paraguayo Samudio anotó el 3-0, después de una habilitación de De Jesús.
Al final, Barcelona logró doble triunfo: superar el proceso de adaptarse a la altitud y los tres puntos que lo dejan como líder.
Y uno de los defensores que se preparen en Quito, Ángel Gómez, de Mediapro, recomendado por el Banco Pichincha, dijo: “La altitud de Quito es uno de nuestros rivales y el resto lo completaremos nosotros con trabajo. Ahora a los chicos les falta más rodaje”.