Los presidentes y delegados de 33 países participan en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), en Quito. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO
El Banco del Sur, la iniciativa financiera que pretendía minimizar la influencia de organismos multilaterales como el Banco Mundial, tiene una nueva traba para arrancar: la actual coyuntura económica por la que atraviesa la región.
Lanzada en el 2006, la iniciativa fue la punta de lanza de la estrategia de integración con la que el entonces presidente venezolano, Hugo Chávez, pretendía ganar influencia en Suramérica frente a EE.UU.
Los primeros en sumarse fueron Argentina y Bolivia. Luego se unieron Brasil, Ecuador, Paraguay y Uruguay.
Más de ocho años después, la propuesta aún no es una realidad, pese a que ha sido tema principal en cumbres presidenciales de la región.
La IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que se realiza desde ayer, 27 de enero del 2016 en Quito tiene en agenda pasar revista a esta entidad y al Fondo Latinoamericano de Reservas (Flar).
El economista Diego Borja comenta que como ministro de Economía y de Política Económica impulsó esta iniciativa en los años 2009 y 2010, cuando había una “gran voluntad política en los gobiernos de la región para echar a andar los organismos económicos de la integración”.
Hasta el 2010, la entidad avanzó con velocidad: se firmó el acta fundacional, se elaboraron los estatutos e incluso se llegaron a definir las ciudades sedes de la entidad.
Sin embargo, Borja comenta que desde un inicio hubo posturas distintas en cuanto a la necesidad y velocidad para constituir la entidad, lo cual fue frenando su desarrollo.
Brasil, por ejemplo, ha apostado con más fuerza al banco del bloque de los Brics, del que es parte. Para este país, además, el Banco del Sur significaría competencia para su propio banco Bndes, con proyección y presencia regional.
El 2011 debían darse los primeros desembolsos, estimados en, al menos, USD 7 000 millones, pero no se dieron.
Ecuador abrió en el 2014 una cuenta en el Banco Central para hacer un aporte por USD 8 millones para esta iniciativa. Este Diario consultó a la Cancillería y al BCE el saldo de esa cuenta, pero no hubo respuesta hasta el cierre de la edición.
Para Borja, a partir de ese año el contexto para la región cambió, con una mayor presencia de los organismos multilaterales que comenzaron a ganar el terreno perdido. “La integración financiera dejó de ser un hecho importante, aunque se mantenía en el discurso”.
Ecuador mismo volvió a mirar a multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Flar e incluso el Banco Mundial. “La nueva institucionalidad financiera regional dejó de ser una prioridad real para el país”.
El actual superintendente de Control de Poder de Mercado, Pedro Páez, quien fue el representante del Presidente de la República para las negociaciones financieras internacionales, consideró que pese al compromiso de los gobiernos, en el nivel técnico de los países hubo presión de la banca internacional para frenar una iniciativa regional.
Para Páez, nada está dicho en estos procesos. Dice que el BID se empezó a hablar en 1939, pero el primer préstamo salió en 1961; en cambio, el Banco Asiático para la Inversión en Infraestructura se formó en pocos meses, con 59 países.
El peso de los países de la región en la economía mundial y el temor de una eventual politización de la entidad han frenado la iniciativa, según Mauricio Pozo, exministro de Finanzas. Cree que el contexto actual es diferente al de años anteriores y supone una nueva traba. Venezuela y Brasil, que serían los mayores aportantes, registrarán recesión este año.
Para Borja, si el banco no funcionó hasta el 2010, cuando había voluntad política, recursos y necesidad, hoy día que los organismos tradicionales han vuelto a tomar primacía es más difícil.
Páez cree que el tema no es solo cuestión de recursos. Sostiene que la integración regional pasa por otros mecanismos, como movilizar recursos latinoamericanos con monedas regionales como el sistema Sucre, que reactive las transacciones y mejore el manejo de la liquidez.
Para el analista Fabián Carrillo, la iniciativa no camina porque la región tiene otras alternativas, con mejores condiciones. Cree que se deberían fortalecer al BID, Flar, etc.