Redacción Tecnología
Un rayo cayó sobre el avión y los pasajeros ni se percataron. Sólo después del aterrizaje, el piloto y jefe de entrenamiento Bolívar Garzón notó que en las alas había rastros del rayo.
“En ellas había unas partes que estaban como chamuscadas. Parecía hecho con un soplete”. Estas huellas, dejadas en la carcasa del avión, no son excepcionales y suelen ser descubiertas cuando se realizan las revisiones técnicas.
En pleno vuelo
Los rayos sí pueden afectar a los aviones. Una de estas descargas incendió en 1963, cerca de Maryland, el tanque de combustible de un jet. Murieron alrededor de 80 personas.
En otros casos el rayo puede dañar el sistema eléctrico y producir fallas en el sistema de navegación. El piloto tendría que usar manualmente los mandos. Los pilotos no pueden sortear estas descargas eléctricas, pero sí pueden evadir las tormentas cuando la situación lo permite.
Aplican una serie de procedimientos para cruzarlas, con el menor riesgo posible: reducen la velocidad y mantienen las alas niveladas. Estas medidas también se aplican cuando el avión ingresa en un área de fuertes turbulencias. “En las tormentas, uno se siente más vulnerable”.
Jorge Cabezas, gerente de la empresa de aviación Saéreo, dice que los aviones, entre ellos el Airbus 330 que desapareció la semana anterior, disponen de una serie de instrumentos que facilitan la maniobra en situaciones complicadas.
Por ejemplo, disponen de un radar meteorológico, diseñado para detectar las concentraciones de precipitación y alertar al piloto sobre su intensidad, a través de distintos colores.
Cuando este instrumento muestra el color rojo, anuncia la presencia de una tormenta fuerte. El radar muestra incluso la distancia hasta la tormenta para que el piloto la evada.
Los pronósticos meteorológicos se entregan a los pilotos antes de que despegue el vuelo, ellos se actualizan a cada momento durante el vuelo, cuando hay cambios significativos.
Otro instrumento de utilidad, además de los que ofrecen información meteorológica, es el Ground Proximity Warning System. Este fue creado para prevenir al piloto de la proximidad de un obstáculo; por ejemplo, una montaña oculta entre la niebla.
También está el Traffic Collision Avoidance System que advierte de la cercanía de otro aeroplano en la trayectoria, y hay una herramienta adicional, creada para alertar de las ráfagas verticales de viento que pueden provocar el desplome de un aparato durante el aterrizaje.
Pese a que estas herramientas son de gran ayuda, no detectan todos los posibles peligros.
Por esta razón, hay varios centros de investigación en el mundo que estudian el modo de crear un dispositivo que brinde una visión frontal para identificar algunos de estos riesgos invisibles durante el despegue, la trayectoria y el aterrizaje.
Una de las mayores dificultades radica en la detección de la turbulencia en cielo despejado, porque no puede verse con facilidad y, por ende, es difícil de evitar para los pilotos. Este fenómeno es el resultado de la colisión de masas de aire que se mueven a velocidades diferentes.
Hay casos de lesiones sufridas por tripulantes y pasajeros por las constantes sacudidas que sufren muchos aviones al enfrentarse a estas turbulencias inesperadas y temidas.
Garzón apunta que otro riesgo está relacionado con el cambio en la velocidad o dirección de los vientos secos. Este fenómeno meteorológico no puede detectarse por un sistema de radar, porque estos vientos no incluyen gotas de lluvia.
Punto de vista. Leonardo Basile/ Físico
Los sistemas de ayuda al piloto
Los aviones modernos están diseñados para soportar tormentas eléctricas y resistir cambios bruscos de presión y turbulencias. La estructura del avión es de aluminio y una descarga eléctrica pasaría a través del fuselaje y saldría por las alas o la cola. Los pasajeros están seguros, porque el interior del avión es hecho de material aislante. Los equipos electrónicos tienen un aislamiento especial para este tipo de situaciones.
El Airbus 330 es un avión que funciona por un sistema llamado ‘fly-by-wire’, donde los controles del avión no operan por cables o sistemas hidráulicos sino de forma eléctrica.
Estos sistemas fueron desarrollados para realizar maniobras automáticamente y así evitar accidentes. Puede ocurrir que este sistema electrónico falle, pero solo es una posibilidad.