En 2016 las transacciones y los montos otorgados por las entidades bancarias disminuyeron en relación al 2015. Foto: Pavel Calahorrano / EL COMERCIO
Entre enero y febrero del 2017 el servicio de avances en efectivo con tarjetas de crédito tuvo un incremento en los montos otorgados a los tarjetahabientes.
Si bien las personas acudieron menos veces al cajero o a las ventanillas bancarias para solicitar este tipo de crédito, cuando lo hicieron retiraron cantidades más altas que en los dos primeros meses de 2016.
El monto promedio por usuario en enero y febrero del 2016 fue de USD 191, mientras que en 2017 se incrementó a USD 253.
Para Alain Broos, gerente nacional de tarjetas de crédito del Banco Guayaquil, el 2016 marcó desde el comienzo una clara restricción en el gasto o consumo de los clientes, contrario al 2017 que arrancó con un mejor comportamiento.
“Esto aplica tanto en el uso de las tarjetas para realizar compras en POS (puntos de venta) como para realizar avances de efectivo”, aclara.
En los últimos tres meses, Patricia Cueva, tarjetahabiente del Banco del Pacífico, ha solicitado al menos seis veces avances en efectivo para pagar la escuela de sus hijas y el arriendo de la vivienda.
El pago lo difirió a seis meses y actualmente cancela USD 70 mensuales. “No solicitaré más por ahora, porque no avanzo a pagar. Debo USD 1 000”.
Este servicio tiene un costo que varía según la entidad bancaria y el monto que se retira. En el Banco Guayaquil, el retiro de avances en cajero le cuesta al cliente USD 7,13 por un retiro de hasta USD 100. La comisión va subiendo a medida que aumenta el monto.
Por encima de USD 500, la comisión supera los 50.
Adicionalmente, al tratarse de un crédito, la entidad bancaria cobra una tasa de interés.
Sonia Zurita, profesora de finanzas en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), explicó que cuando la situación económica es compleja y existe incertidumbre, las familias son más cautas en cuanto a sus consumos, que fue lo que ocurrió el año pasado.
El año pasado los tarjetahabientes obtuvieron efectivo por USD 1 452 millones a través de los llamados avances, un 15% menos que el 2015.
Maite Bravo tiene dos tarjetas de crédito, una del Pichincha y otra del Bolivariano. Dice que el año pasado solo realizó dos avances y fueron en momentos “de urgencia”.
Uno fue por USD 400, para completar el dinero para un viaje. El pago lo hizo a diferido. “Me cobraron intereses, pero por la necesidad del momento no te das cuenta. Volvería a solicitarlo de ser necesario”.
Gabriel Andrade, estudiante de medicina, hizo varios avances, pero el principal fue por USD 4 000 para financiar un semestre académico. Lo solicitó al Banco Bolivariano, donde tiene una tarjeta con un cupo de USD 5 000. Sacó el avance a seis meses. Dijo que su familia le ayudó a pagarlo.
Carlos Palomino, economista y docente de finanzas en la Universidad de las Américas, atribuye la menor demanda de avances en el 2016 a un decrecimiento económico, que se reflejó en una caída en pequeñas actividades productivas, en las cuales deben hacerse ciertos pagos en efectivo, como mano de obra o mercancía.
“Si hay menos actividad comercial, también hay menos necesidad de recurrir a este tipo de transacciones”, indicó el experto económico.
Otro factor –explica Palomino– fue que debido al entorno macroeconómico que caracterizó al pasado año, las entidades bancarias y las tarjetas de crédito pusieron más restricciones para el crédito, categoría en la que están incluidos los avances en efectivo.
Miguel Carrillo, gerente de medios de pago del Banco del Pacífico, lo corrobora: “La variación de este rubro entre el 2015 y el 2016 obedece a decisiones tomadas por el Banco, de acuerdo a la demanda y entorno económico durante estos períodos”. Agregó que el cupo actual fue evaluado pensando en un equilibrio entre avances de efectivo y consumo en establecimientos.
La experta en finanzas de la Espol recomienda recurrir al servicio únicamente cuando exista necesidad. Por ejemplo, si una persona debe hacer un pago al momento y el cajero le restringe cierta cantidad de dinero o no cuenta con saldo suficiente en su cuenta.
“Lo sugiero como medida de última instancia, porque el avance de efectivo tiene un costo de servicio y, además, se transforma en un crédito, con dos variables de costo: el interés que le genera la transacción y la comisión del banco”.
Boris Cornejo, gerente de MasterCard Ecuador, exhorta a los usuarios a no utilizar los avances para pagar otras tarjetas de crédito. Antes de recurrir a un avance, subraya que el tarjetahabiente debe conocer los plazos en los que puede pagar la deuda y tener la capacidad para cubrir en el corto plazo el monto.
Algunas entidades bancarias no permiten diferir los avances, por lo que si no se pagan en el mes del consumo tendrá que cancelar intereses de financiamiento.