Familiares de las víctimas del accidente en Chillogallo, registrado el 1 de enero del 2015. Foto: Armando Prado/ EL COMERCIO.
La prueba reveló un alto contenido de alcohol en la sangre: 3.3 grados. En ese estado, Daniel manejó y arrolló con su vehículo a Michelle y a otros dos jóvenes. La universitaria tuvo una hemorragia aguda interna y falleció de camino al hospital. Sus amigos sobrevivieron.
Esos detalles constan en el expediente fiscal abierto contra Daniel, un veinteañero que a mediados de este mes fue llamado a juicio por conducir bajo los efectos del alcohol y provocar la muerte de la joven.
El accidente ocurrió el último día del 2015, en la avenida Ilaló y Gribaldo Miño, en el sector de Conocoto, en el oriente de Quito. Michelle y sus dos compañeros miraban desde la vereda cómo un grupo de ‘viudas’ pedía dinero.
El martes (31 de mayo de 2016) se cumplen cinco meses de la muerte de Michelle. Su padre, Manuel Aráuz, dice que la familia sigue afectada y lucha por lograr una sentencia contra el chofer. “Un borracho segó la vida de mi hija. Debe darse la pena máxima”.
Al otro extremo de Quito, en Chillogallo, Ricardo Gavilánez asegura que no guarda rencor contra Franklin, el muchacho que mató a su esposa, Rocío del Pilar Sánchez, en un accidente registrado en las primeras horas del 2015 en ese sector, en el sur de la ciudad.
El sospechoso tenía 1,2 grados de alcohol en la sangre y manejaba sin licencia. Esa madrugada, decenas de vecinos celebraban en las calles del barrio el Año Nuevo.
En medio de la fiesta, apareció un camión sin luces y arrolló a la multitud. Sánchez, de 48 años; Carmen Solano, de 39; y Josstin Polluquinga, de 20 meses, fallecieron. Hubo otros 14 heridos.
Cuatro meses después del accidente, Franklin, de 20 años, fue condenado a 12 años de cárcel, la pena máxima que fija el Código Penal (COIP) para quien maneje bajo los efectos del alcohol y provoque la muerte de una o más personas.
Los juicios contra conductores que manejan en estado de embriaguez se dispararon desde el 2013 en el país, según datos que entregó el Consejo de la Judicatura a este Diario. Pichincha, Tungurahua y Azuay son las provincias con más litigios por esta causa.
En el 2013 hubo 3 023 casos a escala nacional, pero en el 2015 la cifra subió a 13 378 juicios.
Una investigación realizada el año pasado por Andrea Izquierdo, de la Universidad de Cuenca, en Azuay, refiere que ese crecimiento se puede explicar por el endurecimiento de las sanciones para los conductores que conducen bajo los efectos del alcohol.
El COIP incluyó desde el 2014 tres escalas para castigar a los choferes ebrios. Las penas de prisión van desde los cinco días, cuando un conductor tiene un nivel de entre 0.3 y 0.8 grados de alcohol, hasta un mes de cárcel si el infractor supera los 1.2 grados.
Antes del COIP, la Ley de Tránsito establecía tres días de encierro por esta infracción.
Daniel, el veinteañero llamado a juicio por la muerte de Michelle en Conocoto, tenía 3.3 grados de alcohol en la sangre. Es decir, bebió más de 20 cervezas antes de subir al auto.
Con ese nivel de alcohol, el riesgo de accidentes de tránsito es de casi un 100%, pues el conductor padece “embriaguez profunda, estado de estupor y progresiva inconsciencia”, advierte Izquierdo.
“¿Conducir en ese estado de alcoholismo no es salir a asesinar a gente inocente?”, pregunta Manuel, el padre de Michelle, en una página de Facebook que creó para pedir justicia.
Maritza Zumba también asegura que nada le devolverá a su nieto, Josstin, víctima del atropello de Chillogallo. Su hermana, Verónica, sobrevivió, pero a casi un año y medio del accidente sigue con secuelas graves. “Pasó tres meses en el hospital. No nos reconocía, tuvo heridas en su cabeza y perdió la memoria. Ahora está mejor, pero le cuesta mantener una conversación”, comenta.
En la investigación de Izquierdo se señala que “el alcohol es responsable del 30 al 50% de los accidentes con víctimas mortales en el Ecuador”.
Los datos de la Agencia Nacional de Tránsito dan cuenta que la séptima causa de siniestros viales reportados en el 2015 en el país fue por choferes que manejaron ebrios.