Tres impactos de bala acabaron con la vida de Andrés C. El hombre de 45 años murió en un confuso incidente en el interior del departamento que compartía con su esposa y dos hijos y también con su padre Jorge C., de 75 años.
El progenitor es justamente el principal sospechoso de la muerte de Andrés. La Fiscalía lo acusó de parricidio, que es el homicidio de un pariente con grado de consanguineidad. El hombre ahora se encuentra con arresto domiciliario debido a su edad.
El crimen ocurrió la tarde del sábado. Uno de los testigos fue el guardia de seguridad del edificio donde vive la familia, ubicado en las avenidas 12 de Octubre y Francisco de Orellana, en el sector de la González Suárez, en el centro norte de Quito.
El hombre detalló en su versión a la Fiscalía que a las 17:00, aproximadamente, escuchó varias detonaciones de un arma de fuego que provenían del interior del departamento 7A.
Unos minutos después bajó la esposa de la víctima consternada a pedirle ayuda. Pero la mujer, que es de nacionalidad ucraniana y no habla español, no logró explicarle lo que pasaba.
El guardia ingresó al departamento y encontró a Andrés tendido en el piso de la sala. Tenía sangre alrededor y habían “vasijas rotas” por el suelo. De inmediato llamó a la Policía.
Cuando llegaron los uniformados, pidieron al padre de la víctima que les deje ingresar al inmueble y él aceptó. Mientras los policías estaban en la sala notaron que tres personas salieron de la cocina y corrieron hacia las gradas como si intentaran escapar. Se trataba de la esposa de Andrés y sus hijos, de 13 y 11 años.
Luego que Medicina Legal se llevó el cadáver y Criminalística, las evidencias, los niños fueron entregados a la Dinapen (policía de menores) y el padre de la víctima y la esposa quedaron detenidos.
Un día después de la muerte de Andrés, la jueza Luz Serrano dirigió una audiencia de flagrancia en contra de los sospechosos. En la diligencia escuchó las versiones de los dos detenidos. Según el padre de la víctima, esa tarde él se encontraba en su dormitorio.
Cuando oyó que la pareja discutía. “De pronto escuché más de dos disparos… cuando salí de la habitación vio a esa señora (nuera) que tenía el arma de mi propiedad en sus manos”. También aseguró que ella intentó dispararle y que su hijo lo defendió. Dijo que su hijo tenía una mala relación y que la esposa supuestamente era violenta.
La versión que dio la mujer es totalmente opuesta. A través de un intérprete detalló que ella lavaba los platos en la cocina cuando escuchó las detonaciones y vio que su suegro se paseaba en la sala con la pistola. Detalló que se escondió con sus hijos en el cuarto de la empleada doméstica y que luego bajó a pedir ayuda y dejó a sus hijos encerrados en esa habitación.
El testimonio ampliado del guardia ayudó a aclarar el incidente. Él también aseguró que uno de los hijos de la víctima le dijo a través de señas (porque tampoco habla español) que su abuelo fue la persona que habría disparado. Un hecho concreto es que Andrés murió debido a una hemorragia aguda y que uno de los disparos laceró el pulmón, otro su hígado.
Luego de escuchar a los procesados, la jueza ordenó la libertad de la esposa, pues no encontró elementos suficientes que probaran su participación en el hecho y abrió una fase de investigación que durará 30 días. Mientras tanto, el progenitor permanecerá en su casa con custodia policial.