La Bocana es un nuevo lugar en la ciudad esmeraldeña que fue adecuado para el visitante.
Los turistas que llegan a Atacames tienen un nuevo lugar para vacacionar. Se trata de La Bocana, un sitio tranquilo y silencioso en el sur de la provincia de Esmeraldas.
Este lugar está en la parte final del malecón. Desde ahí se observa el perfil costanero y la desembocadura del río Atacames, por donde navegan pequeñas embarcaciones a vela.
La Bocana es considerada ideal para descansar y observar el manglar. Se recibe la brisa marina y el aire fresco.
Los 45 días de la temporada de playa, por vacaciones en la Sierra, han sido coordinados entre empresarios hoteleros y el Municipio, para atender a unos 400 000 turistas. El último fin de semana llegaron 30 000 personas, según la Cámara de Turismo de Atacames. Con esa afluencia comenzó la temporada playera.
Los viajeros pueden trasladarse en transporte terrestre o aéreo. La aerolínea Tame tiene dos vuelos diarios desde Quito a Esmeraldas y viceversa: 10:30 y 15:30. El costo del pasaje es de USD 115, ida y vuelta.
Los 23 kilómetros de la vía Esmeraldas-Atacames están en perfecto estado y en apenas 25 minutos, desde la terminal terrestre, se llega a las playas del sur. Si viaja en una de las dos cooperativas intercantonales, el costo del pasaje es de 70 centavos, desde la terminal.
Un turista puede disfrutar con un mínimo de USD 80 durante un día. Ese valor implica el pago de pasajes en transporte terrestre de Quito a Atacames y viceversa, desayuno, almuerzo, merienda y un coctel en la playa. Ese es el cálculo que maneja la Cámara de Turismo de Atacames.
Para el hospedaje existen más de 300 hoteles. Los precios van desde USD 12 hasta 60, por cada huésped. Algunos hoteles dan otro servicio: por USD 300 diarios atienden a delegaciones de hasta 45 estudiantes, explica la presidenta de la Cámara de Turismo de Atacames, Sara Moriano.
Para la alimentación se ofrecen platos que valen desde USD 3,50. Los almuerzos se pueden encontrar a ese precio.
Para garantizar la diversión en La Bocana y demás sitios del malecón de Atacames se ha coordinado con el ECU-911 el trabajo de videovigilancia las 24 horas, con siete videocámaras instaladas en el malecón.
Esta época turística empata con el avistamiento de las ballenas jorobadas, uno de los atractivos de julio y agosto.
Los viajes de observación de los cetáceos duran hasta dos horas y recorren entre 5 y 11 millas mar adentro. El costo es de USD 15 por persona y cada embarcación tiene una capacidad para 12 pasajeros.
El avistamiento se lo hace entre las 08:00 y las 12:00; después de ese tiempo, el viento sopla mucho más, lo cual agita las olas y puede ser riesgoso para los turistas. Para mayor seguridad, Guardacostas controla la salida de cada embarcación.
Fuera del mar, el turista tiene otras actividades, como el parasailing. El viento de verano favorece a esta aventura.
En la playa, cada deporte tiene su área que ha sido señalizada, como parte del ordenamiento. El parasailing es uno de las más solicitados.
Estar sostenido en el aire por un paracaídas y ser jalado por unas cuerdas, amarradas a una lancha en movimiento, aumenta la adrenalina.
Para la diversión nocturna existen pequeños sitios en el malecón que ofrecen caipiriñas y cocteles, las bebidas más comunes en esa zona.
La directora de Turismo de Atacames, Gioconda Triviño, señaló que la diversión y la seguridad para los turistas de la temporada están garantizadas. “Queremos que las familias de la Sierra, del país y del mundo que nos visitan se sientan cómodas, como en su casa”.