Asesinan en México a dos sacerdotes católicos que habían sido raptados

Imagen cedida por el Diario Marcha de los cuerpos de los sacerdotes católicos Alejo Naborí y José Alfredo Jiménez, que fueron asesinados después de haber sido secuestrados en un templo en el municipio de Poza Rica, en el estado mexicano de Veracruz. Foto:

Imagen cedida por el Diario Marcha de los cuerpos de los sacerdotes católicos Alejo Naborí y José Alfredo Jiménez, que fueron asesinados después de haber sido secuestrados en un templo en el municipio de Poza Rica, en el estado mexicano de Veracruz. Foto:

Imagen cedida por el Diario Marcha de los cuerpos de los sacerdotes católicos Alejo Naborí y José Alfredo Jiménez, que fueron asesinados después de haber sido secuestrados en un templo en el municipio de Poza Rica, en el estado mexicano de Veracruz. Foto: EFE/Diario Marcha

Dos sacerdotes católicos que fueron secuestrados en la iglesia donde predicaban en Veracruz, un violento estado del este de México, fueron encontrados sin vida este lunes en un paraje carretero con balas en sus cuerpos, informaron autoridades.

La Conferencia del Episcopado Mexicano emitió un comunicado en el que expresó su “dolor e indignación ante la violencia ejercida” contra los sacerdotes “que fueron privados de la vida” en Veracruz.

De su lado, la sede episcopal de Teziutlán, en el vecino estado de Puebla, confirmó “la pérdida lamentable” de los dos curas, quienes estaban adscritos a esa institución.

“Unos sujetos armados llegaron y por la fuerza se llevaron a los dos sacerdotes y a un sacristán” en la iglesia que tenían bajo su resguardo, en la ciudad de Poza Rica, aseguró a la AFP el vocero de la sede episcopal de Teziutlán, José Alberto Guerrero.

El sacristán sobrevivió al ataque ya que al parecer logró escapar, pero los dos prelados murieron a consecuencia de los disparos, añadió el vocero, quien aseguró que sus restos fueron abandonados entre la maleza de un paraje carretero, cerca de la parroquia de la que fueron secuestrados.

De su lado, la fiscalía de Veracruz dijo en un comunicado que sus agentes “investigan los hechos en los que fueron privadas de la vida dos personas que fueron sustraídas” la noche del domingo.

Una fuente de esa institución confirmó bajo el anonimato a la AFP que se trata de los dos sacerdotes.

La Conferencia del Episcopado Mexicano pidió “en estos momentos de dolor, impotencia y tragedia provocada por la violencia” , que las autoridades realicen “el esclarecimiento de los hechos y la aplicación de la justicia contra los responsables”.

No a la “resignación”
En 2013, también en Veracruz, dos padres católicos murieron a golpes por parte de un grupo de sujetos que cometieron un robo en el interior de la iglesia del municipio de Ixhuatlán de Madero.

Según el Centro Católico Multimedial, ya son 14 sacerdotes, un seminarista y un sacristán asesinados, así como dos sacerdotes desaparecidos en México desde que el presidente Enrique Peña Nieto asumió el mandato, en diciembre de 2012. México es el segundo país más católico del mundo, con más del 82% de su población profesando esa religión.

En su visita a México en febrero, el papa Francisco pidió a los religiosos no resignarse ante las amenazas del narcotráfico.

“¿Qué tentación nos puede venir de ambientes, muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas?”, preguntó el papa en una misa ante unos 20.000 religiosos y seminaristas.

“Nos puede ganar una de las armas preferidas del demonio: la resignación” , advirtió.

Uno de los casos más sonados fue el del sacerdote ugandés John Ssenyondo, quien fue secuestrado al salir de una misa en una zona serrana de Guerrero (sur) , y sus restos aparecieron en noviembre de 2014 en una fosa clandestina junto con otros 12 cadáveres.

Apenas un mes después, en Navidad, el cuerpo del padre Gregorio López, fue encontrado con un balazo en la cabeza, tres días después de haber sido secuestrado por un comando cuando estaba en un seminario de ese convulso estado.

Veracruz es escenario de sangrientas disputas entre los cárteles Los Zetas y Jalisco Nueva Generación, que buscan acaparar las rutas del narcotráfico hacia Estados Unidos, el robo de combustible de la estatal Petróleos Mexicanos, así como los secuestros y extorsiones contra pobladores e indocumentados de Centroamérica.

Desde que el gobierno lanzó un combate militarizado contra el narcotráfico en diciembre de 2006, cerca de 170.000 personas han sido asesinadas y más de 28.000 reportadas desaparecidas en México, aunque estas cifras oficiales no especifican cuántas de esas personas fueron víctimas de la violencia relacionada con el crimen organizado.

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