Aserrín o papel para el año viejo

Redacción Construir

Llegó el fin de año y con él las ganas de iniciar una temporada marcada por el éxito. Una de las tradiciones de la fecha es la elaboración del año viejo. La construcción del monigote congrega a la familia, barrio o amigos.

La idea es emular a un personaje para quemarlo cuando el nuevo año se inicie. El proceso de fabricación no es complicado. Para hacerlo se necesita ropa vieja, que puede ser la que ya no se usa o comprada; aserrín o papel, para rellenarlo, y medias nailon o fundas plásticas para construir su cabeza.

Erika Contreras, del Palacio de la Careta, dice que el trabajo de elaboración de un monigote es divertido. “Nosotros fabricamos años viejos bajo pedido y los hacemos de varios materiales. Aunque los tradicionales son los de aserrín y papel,  también tenemos unos de fibra de vidrio”.

El primer paso, dice Jaqueline Guachamín, quien lleva 20 años haciendo años viejos, es coser la ropa para que no se salga el relleno. Después se empieza a meter el o los materiales. Si es papel se debe colocar a presión para que le dé volumen al monigote.

No se recomienda formar bolas de papel porque no queda consistente. Este material se lo puede comprar por libras. Si se trata de aserrín, este debe ser metido con la mano. “Hay que ir dando forma al muñeco”, comenta Luis Lincango, quien también hace monigotes.

Contreras afirma que también se puede hacer una mezcla de los dos materiales para un mejor relleno. “Así el muñeco no se hace tan pesado y se hace más fácil moverlo”.

En cada uno pueden alcanzar hasta tres costales de los residuos de la madera. Cada uno cuesta entre USD 0,50 y USD 1.

Ya formado el cuerpo se procede a elaborar la cabeza. “Si se hace con media nailon se debe hacer un nudo al final y rellenarla dándole una forma redonda”, agrega Guachamín.

En cambio, si se la hace con funda plástica el proceso se inicia con dos nudos en las esquinas. “Se le da la vuelta y se la llena”, dice Lincango.

Ya con el aserrín adentro, se le coloca un palo que servirá para unir la cabeza con el cuerpo en una forma de cuello. “Si se desea se la puede pegar con silicona o solo amarrarla para que no se suelte”, cuenta Guachamín.

El muñeco empieza a tener forma. Si gusta puede terminarlo de vestir con sacos, corbatas, sombreros y zapatos. Pero lo que no debe faltar es la careta. Las opciones son variadas. Se le puede colocar una de un personaje público o las tradicionales de brujas, diablos... También están las caretas de cuello. Estas se pueden pegar o coser.

Una de las recomendaciones actuales es no poner en el  monigote petardos, silbadores, diablillos... para evitar problemas o accidentes.

En El Palacio de la Careta también se comercializan, bajo pedido, años viejos con figuras especiales como gárgolas y minotauros. Son de fibra de vidrio.

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