Angélica Chica, artesana esmeraldeña, elabora 8 000 mascarillas para regalar. Foto: Marcel Bonilla / EL COMERCIO
La falta de insumos médicos en los hospitales y centros de salud en Ambato, Santo Domingo y Esmeraldas hizo que un grupo de artesanos se uniera para confeccionar mascarillas y trajes de bioseguridad.
Los implementos se han entregado a médicos, enfermeras, auxiliares de aseo, policías y militares para que puedan atender a las personas contagiadas con el covid-19 y efectuar los controles por el toque de queda en esas ciudades.
En Ambato, 1 500 mascarillas y 600 overoles confeccionados con tela antifluidos se distribuyeron a hospitales, centros y subcentros de salud.
Mayra Estrella, Carlos Muñoz y Raúl Ulloa crearon el proyecto Juntos salimos de esto, luego de que recibieran una llamada telefónica sobre la falta de insumos para atender a los pacientes con coronavirus en el hospital de la ciudad.
Un grupo de empresarios de Ambato y Píllaro donó los rollos de tela antifluidos. A la iniciativa se sumaron varios artesanos, dedicados a la confección del jean en el cantón Pelileo. Ellos se encargaron de coser 200 overoles y 1 500 mascarillas. “Lo importante de las mascarillas y los trajes es que son lavables. Están diseñados con el asesoramiento de médicos”, dice Estrella.
El miércoles pasado, Diana Paredes, de la Asociación Pelileo Inmortal, y un grupo de artesanos del jean entregaron el último lote de mascarillas para ser distribuidas a médicos y enfermeras del cantón Quero y del Hospital del IESS de Latacunga. “Tenemos el arte en nuestras manos y por eso decidimos apoyar en esta cruzada”, cuenta Paredes.
También, la fábrica Raíz del Jean, de propiedad de Carlos Paredes, trabajó en la confección de 400 overoles. Los rollos de tela fueron entregados por la empresa Ciauto. A esa labor se unieron otros talleres de la ciudad de Ambato.
Juan Carlos Escobar, director de Manufactura de Ciauto, cuenta que quisieron apoyar a los médicos, enfermeras y miembros de seguridad dotándoles de trajes especiales. Además, adquirieron 1 000 overoles de bioseguridad, que serán distribuidos en los próximos días.
El presidente del Colegio de Médicos de Tungurahua, Patricio Mayorga, dice que todo aporte es importante en este momento, porque según avance la pandemia se requerirán más materiales de protección. Lo importante es que cuenten con el asesoramiento médico.
En Santo Domingo, cinco artesanas trabajan en la confección de trajes. Gisela Moreira es periodista, pero encabeza esta ayuda. Recibieron el aporte de dos tiendas que donaron dos rollos de telas cambrela desechable y antifluidos.
Hasta principios de esta semana armaron 45 overoles, 400 mascarillas, 35 gorros y 12 pares de cubre zapatos, que entregaron a los hospitales Gustavo Domínguez y del IESS, y los agentes de tránsito.
Moreira afirma que se asesoraron con médicos para que les recomendaran el tipo de tela antifluidos que debían usar.
Según la Coordinación Zonal 4 de Salud, los hospitales fueron abastecidos con mascarillas N95 y trajes de bioseguridad. Sin embargo, el proceso de distribución a todas las casas de salud tomó algunos días luego del estado de excepción.
El endocrinólogo Wellington Cedeño señala que el material que utilizan las artesanas es bueno, pero en el caso de los hospitales que tienen pacientes con covid-19 se deben utilizar mascarillas N95, porque tienen una capa protectora.
En Esmeraldas, José Sampietro, ingeniero en robótica, y cuatro profesionales diseñaron las primeras 250 mascarillas que se entregaron al personal del Ministerio de Salud, IESS y ECU-911. Ese trabajo lo hicieron en el laboratorio de la Pontifica Universidad Católica del Ecuador de Esmeraldas.
Antes de su utilización, las mascarillas fueron sometidas a varias pruebas por los especialistas en infectología del hospital de Esmeraldas, quienes dieron el aval para su uso y distribución, explicó José Nevárez, catedrático de la Universidad Católica.
Angélica Chica, una artesana, elaboró 8 000 mascarillas con telas especiales, para regalar a los policías que hacen patrullajes, personal de salud y personas que no tienen dinero para comprarse una.