El cultivo del arroz comenzó en la zona de Daule y se espera cosecharlo hasta mediados de mayo. Jimmy Torres maneja la motocultora para remover la tierra y sembrar el arroz. Foto: Enrique Pesántez / EL COMERCIO
Con las primeras lluvias de invierno, los campesinos del Litoral se apresuran a preparar la tierra para volver a sembrar arroz, uno de los cultivos más extendidos en el país.
Para este año se espera que la cosecha de la gramínea se recupere, a diferencia de lo ocurrido el 2014, cuando la sequía y la presencia de enfermedades por las variaciones climáticas mermaron la producción en las principales zonas arroceras del país: Guayas y Los Ríos.
Mientras en algunos terrenos todavía se recoge el arroz rezagado de la cosecha de diciembre, también conocida como de verano, en la mayoría de predios los campesinos empezaron desde el mes pasado a arar el suelo para regar la semilla.
En una finca anegada del recinto Boquerón del cantón Daule, en el sureste del Guayas, dos jornaleros se encargan de plantar las ‘manchas’, unas pequeñas plantas de arroz, antes de que vuelva a llover. “Si llueve, las machas no prenden bien y se las lleva el agua”, explica Nery Merchán, un jornalero de 30 años que tiene sus botas hundidas en el lodo.
Daule es el mayor productor de arroz de Guayas, donde se encuentra el 60% de las 378 600 hectáreas de la gramínea que registró el censo agrícola en el 2011.
Buena parte de las tierras destinadas al cultivo de arroz en Guayas se nutre del riego controlado, a través de sistemas administrados por los propios productores, como el Plan América-Lomas, que tiene 5 500 hectáreas. Pero en sectores del recinto Boquerón, los campesinos todavía dependen de las lluvias o del bombeo de pozos profundos, debido a la lejanía del río Daule.
El arroz tarda entre 14 y 16 semanas en madurar y estar listo para su cosecha. Por ello la gramínea sembrada en enero tiene su pico más alto de recolección a finales de abril y mediados de mayo. Se trata de la cosecha de invierno, llamada así porque coincide con esta época del año y por tal razón los campesinos consideran que es más productiva que la de verano.
Este año, el sector arrocero tiene razones para pensar que será un buen año. Según sus cálculos, la cosecha de invierno alcanzará las 440 000 toneladas, un 25% más que la cosecha invernal del 2014.
Ese mejor desempeño también se explica porque a la cosecha de invierno hay que sumar otras 380 000 toneladas de la pasada cosecha de verano, que en conjunto irán para el consumo interno, la exportación, y el remanente como provisión para el 2016. “En el 2014 no hubo buenas condiciones climáticas, nos afectó la sequía. Ahora tendremos alrededor de 820 000 toneladas, de las cuales unas 630 000 se destinan para el consumo interno”, cuenta Javier Chon, presidente de la Corporación de Industriales Arroceros del Ecuador.
Y este año también se abrirán las exportaciones a Colombia, el principal importador de la gramínea ecuatoriana.
El pasado 5 de febrero, el ministro de Comercio Exterior Francisco Rivadeneira confirmó que el país podrá exportar un contingente de 80 000 toneladas al vecino del norte. Lo anunció tras la decisión de eliminar la salvaguardia del 21% impuesta a Colombia.
Según el Ministerio, se trata de una muestra del cumplimiento de los compromisos asumidos por Colombia como miembro de la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
Colombia no abrió sus importaciones para el arroz ecuatoriano durante el 2014. Los industriales arroceros de ese país adujeron que tenían producción suficiente para abastecer a su mercado.
Chon explica que está aprobado el cupo para Colombia, el mecanismo de envío y el contingente, que espera sea el mismo para el 2016. “Pero todavía no sabemos si ya está definido el mecanismo: si la exportación queda abierta de manera general para todos los que puedan exportar, o habrá cupos solo para comerciantes, o solo para industriales”.
Ecuador exportó alrededor de 44 000 toneladas de arroz pilado en el 2013 por un valor de casi USD 33 millones.
El 70% del contingente lo compró Colombia, y el resto se envió a Cuba.
Jimmy Torres no sabe nada de exportaciones, solo que este año la cosecha de su parcela será mayor. Este productor alquiló tres cuadras de terreno en el recinto Guarumal, en los límites entre Daule y el cantón vecino Santa Lucía, para sembrar arroz, como lo ha hecho desde hace dos décadas.
El pasado jueves araba el suelo para tenerlo listo para el ‘boleo’, la técnica de lanzar con la mano la semilla de arroz para que germine en el fango.
Torres espera cosechar en mayo. “Si me salen 30 sacas por cuadra está bien. Cuando está mala, no salen ni 20 sacas.”
La saca equivale a 200 libras de arroz en cáscara, que debe ser descascarado en la piladora antes de su venta. El año pasado, la saca de arroz promedió los USD 34 para el productor.
El precio del arroz destinado a la exportación se definirá en el momento de la negociación con los industriales colombianos, indicó el gremio arrocero.
Esta asociación recordó que en el 2012 los industriales colombianos pagaron un promedio de USD 760 la tonelada del arroz ecuatoriano.
En contexto
La cosecha de invierno alcanzará las 440 000 toneladas, un 25% más que la cosecha invernal del 2014, cuando la sequía afectó a varias plantaciones y generó una disminución del 26% en la producción, equivalente a unas 226 000 toneladas métricas.