Redacción Cultura
Si es un poeta o no. Si es que lo que canta es o no poesía, no le interesa a Juan Pablo Zaldumbide, de 23 años. Le gusta y ya. Y del mismo modo, espontáneo pero acérrimo, les gusta Arjona a las más de 18 000 (según cifras de Team Producciones) personas que asistieron al concierto que dio en Quito.
Letra y música
El concierto recorrió la mayoría de las canciones más populares de Arjona como La historia del taxi, Si el norte fuera el sur, El problema o Minutos.
A las 22:45 se produjo la primera despedida del artista. Por insistencia del público volvió para interpretar Sin daños a terceros y Pingüinos en la cama. Luego, a las 23:00, terminó su interpretación con Mujeres.
Hoy se presenta en el estadio Serrano Aguilar de Cuenca y el 30 de julio cantará en Miami.La noche del viernes pasado, el estadio Olímpico Atahualpa estuvo casi repleto por una avalancha de fans. La gira Quinto piso del artista guatemalteco presentaba su segundo capítulo en Ecuador, luego del concierto del miércoles pasado en Guayaquil.
Zaldumbide llegó junto con dos primos y tres amigos, y compartían una expectativa común: escuchar la canción A ti. “Es que hay razones personales que mejor no sería de publicar”, dijo entre risueño y melancólico el joven aficionado de Arjona.
Esa sensación, como de pérdida emocional y exaltación interior, marcó el clima musical de la noche. El monumental trabajo escenográfico contribuía a esa primera impresión: un escenario que emulaba una esquina de alguna ciudad grande, con un café, una peluquería, un restaurante y un edificio de departamentos.
A las 20:35 el estadio se quedó en penumbra y los miles de fanáticos elevaron sus gritos al cielo como en una especie de ritual masivo que reclamaban las letras sencillas y cotidianas y las melodías pegajosas del artista. Cuando el fraseo de los instrumentos permitió reconocer la canción Acompáñame a estar solo, el público estalló en una ovación.
Arjona emergió desde debajo del escenario vestido con una chaqueta negra, un buzo blanco con capucha y una media cola en el cabello que le daban un aspecto desenfadado y fresco. Enseguida interpretó uno de sus éxitos más conocidos Realmente no estoy tan solo, al que siguieron Desnuda, Sin ti sin mí y Quinto piso, que da nombre a la gira.
Este primer bloque terminó con un saludo formal del artista que fue el mismo que usó en Guayaquil: “Hace cuánto que no nos vemos”. Entre las ovaciones entregadas de la concurrencia el artista se esbozó alegremente una teoría propia: “Muchos estamos jodidos. Pero no es tan malo estar jodido en ciertas circunstancias”.
Muchas de las letras de las canciones de Arjona, en efecto, recrean estados de ánimo en los que la gente se siente jodida, como él mismo dice. A las 22:00, por ejemplo, luego de casi una hora y media de concierto, el cantante realizó un apunte escénico que graficó esos estados. “Como cuando uno se sienta frente a la computadora y empieza a teclear algo como esto: Te conozco/ desde el pelo/ hasta la punta de los pies”.