Corresponsal en Madrid
Ahmed vino de Arabia Saudí, Gabriela de Venezuela y Kadirou de Argelia. Uno pagó 1500 euros para entrar al Bernabéu, ella no sabe cuánto le costó a su padre el regalo que le ofreció y el argelino desembolsó 400 euros por la entrada al partido y 1 500 por el viaje.
La pasión que infunden dos equipos españoles, históricamente rivales, sobrepasa las fronteras ibéricas y recorre los lugares más recónditos del globo. Si hablamos en éxitos empresariales y mediáticos se dice que el Real Madrid es el mejor club del mundo y, sin duda, el más rico -401,4 millones de euros facturó en la temporada 2008-2009- y que el Barcelona es el mejor equipo del mundo, porque lleva una buena racha sin perder. Además, su juego es impecable porque tiene a Lionel Messi.
Ahmed y una decena de amigos se agrupan a las puertas del Santiago Bernabéu y entonan cánticos merengues en árabe. Llevan banderas blancas con leyendas en su idioma, saltan, bailan y levantan los ánimos de los madridistas nativos. En un inglés entrecortado el veinteañero saudí dice que el Madrid es su vida.
A Kadirou, barcelonista desde la adolescencia, le acompaña su mejor amigo, Fouad, hincha de los blancos. Ambos llevan camiseta de su equipo y entre risas dicen que lo único que les separa es el fútbol. Dicen que el negocio va bien –tienen un restaurante en su tierra y que no fue necesario ahorrar para viajar a Madrid.
De otro lado, están los madrileños Andrés y Carlos. Socios abonados al Real Madrid desde los cuatro años –ahora tienen 33-. No han pagado por la entrada, al ser socios pueden acceder a todos los partidos, pero para ello deben paga 700 euros al año “con mucho esfuerzo”, señalan.
Carlos dice que aunque tiene fe en su equipo, vaticina el triunfo del Barcelona “porque está muy fuerte”.
Parece que la crisis no hubiera hecho mella en los fanáticos, aglomeraciones en los alrededores del estadio se dieron al menos cuatro horas antes del partido. El ambiente lucía muy festivo, familias enteras ataviadas de camisetas de uno y otro equipo fueron la tónica. El sonido incesante de cornetas y banderas, sobretodo merengues, vistieron el Paseo de la Castellana madrileño.
Pese a todo, el negocio de Álex Sanz sí ha sentido la recesión. “Este es el peor partido desde hace muchos años”, lamenta. Las bufandas, banderas y camisetas a precios que van de los 10 a 35 euros no han tenido la salida que esperaba. “La gente alcanza con las justas a pagar la entrada, ya no tiene para más”, explica.
Cristian, un ecuatoriano de 16 años, ha acudido al campo con hermanos y primos. Es hincha del equipo capitalino desde los seis años, edad con la que vino a España. “El Real Madrid significa toda mi vida”, apunta y emprende la carrera porque se acerca el pito inicial.
Afuera quedan Rosa y Carmen dos españolas ‘mileuristas’ (jóvenes con sueldos de mil euros) incapaces de pagar una entrada. “No podemos costearnos el boleto, pero al menos venimos a apoyar al Barcelona aquí afuera”, apuntan resignadas.