Enjuaga sus lágrimas, con nostalgia recuerda a sus muertos, pero a segundo seguido le apuesta al hoy y al mañana: con coraje, solidaridad y hasta con rabia.
El cambio de mando se aplaudió con gratitud para la dama que se va, ella, llora con humildad por lo que el Creador le permitió hacer y por lo que humanamente no pudo hacer.
La ovación también fue para el Presidente electo, para brindarle el apoyo total de su pueblo y los eventos que tiene que afrontar.
En nuestro país muy por el contrario, las gentes de bien tiemblan de ira y con los puños levantados, porque en lo moral no se ha revolucionado nada, las mismas micromafias cambiadas de color pululan en las esferas de Gobierno, la extorsión, la coima y el chantaje. Son noticia de primera plana que se olvida y archiva al otro día.
Los uniformados cuestionan la justicia, la justicia enjuicia a los uniformados, el Fiscal amenaza denunciar con ventilador papelones de los asambleístas, los asambleístas papelones realizados por el Fiscal.
El pueblo ecuatoriano ausente como siempre de este perverso y cíclico carnaval, los corifeos de turno con las fortunas de turno. Ecuatorianos y ecuatorianas, con todo lo mejor de nuestras entregas y lo más sabio de nuestras experiencias y virtudes, aprendamos de Chile la lección, pensando en que el Ecuador tiene que ir, con un ejército de patriotas por el Ecuador, desde “hoy y hasta el siempre”.