Redacción Mundo.
Dos millones de personas colmaron en Río de Janeiro las arenas y la famosa Avenida Atlántica (costanera) de Copacabana para celebrar el ‘Réveillon’, la vigilia del Año Nuevo, la segunda fiesta popular más importante de la ciudad después del Carnaval.
Como todos los años, la atracción central del festejo fue el show de fuegos artificiales que comenzó a la medianoche del 31 y se extendió durante los primeros 15 minutos de 2010.
Contra todas las previsiones meteorológicas -que tras varios días de tormentas intensas anunciaban más temporales por la noche- a última hora de la tarde la lluvia dio una tregua y el ‘Réveillon’ transcurrió con el cielo casi despejado y una visibilidad que benefició al ‘show’.
Con 16 toneladas de material pirotécnico, lanzado desde ocho balsas ubicadas en el mar, el cielo de Copacabana se iluminó con luces que formaron, entre otros efectos especiales, corazones, montañas y el diseño de olas de la costanera de Copacabana.
Mientras una metrópolis como Río festejaba a lo grande, en ciudades pequeñas como Tegucigalpa hubo más modestia. Hartos de la crisis política en la que se hundió su país con el golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya, los hondureños quemaron muñecos de quienes ven como culpables de la crisis, incluido el propio mandatario depuesto. La figura del presidente de facto Roberto Micheletti y la del mandatario de Venezuela, Hugo Chávez, ardieron con estruendo de petardos, los últimos minutos de 2009
Esas celebraciones callejeras y populares contrastaron con las sofisticadas de otros lares. Por ejemplo, el concierto de música clásica más mediático del mundo, el de Año Nuevo de la Orquesta filarmónica de Viena, dirigido por el músico francés Georges Prêtre, es consagrado al vals vienés de Strauss y su origen se remonta a 1939. Al concluir, fue ovacionado durante tres minutos por el público, en la magnífica sala del Musikvrein, decorada con 30 000 flores traídas de San Remo, en la Riviera italiana.
En Europa no faltó quien se bañe con ocasión del Año Nuevo. Unas 8 600 personas se bañaron ayer en la playa holandesa de Scheveningen (Mar del Norte, junto a La Haya), desafiando las gélidas temperaturas. La tradicional inmersión del Año Nuevo se dio a pesar de la temperatura de 4° bajo cero,
También hubo desgracias. Unas 766 personas fueron heridas en accidentes de tránsito y con fuegos artificiales al festejar el Año Nuevo en Argentina.