A pesar de que el anís estrellado y el anís verde pertenecen a distintas familias botánicas, las dos especias tienen las mismas propiedades y el mismo principio activo, el anetol.
Savita Wack
Especialista
Nació en la India, vive en Alemania y es una visitante frecuente del Ecuador. Aunque su oficio tiene que ver más con lo comercial y el diseño, la especería es una de sus pasiones y ha dedicado tiempo a investigarla.
El anís verde o el anís común es el más conocido. Sus propiedades culinarias y medicinales son las mismas que el anís estrellado, que es menos conocido.
Este anís es el fruto de un árbol de 5 metros de altura originario de China. Sus hojas recuerdan al laurel y las flores a la magnolia. Al madurar, los frutos con sus seis a ocho carpelos se abren formando una estrella. Poseen unas semillas de color café, brillosas y suaves, lo cuales se usan en la elaboración de panes y pasteles.
Las posibilidades de utilizar el anís estrellado son interminables. Es la especia básica en la preparación del ‘polvo cinco especias’, empleado tradicionalmente en la gastronomía china. Se lo usa en la preparación de sopas y marinadas de carnes asadas. Ambos tipos forman una parte de la composición del garam masala, lo cual se emplea en comidas hindúes.
Las infusiones del anís alivian problemas digestivos y respiratorios. Son solo para adultos y se utilizan en dosis bajas. Debido al anetol, las cantidades grandes causa intoxicación.
Hoy en día, el cultivo del anís estrellado se hace principalmente en la China y otras zonas cálidas y húmedas de las Américas.
El anís estrellado es la fuente industrial y el componente básico del Tamiflu: el único medicamento recomendado por el tratamiento de la influenza porcina. No obstante, que el 90% de la cosecha mundial es por la elaboración de este medicamento, Tamiflu es escaso debido a la producción limitada del anís estrellado.
Para aromatizar los licores se emplea la esencia de ambos tipos de anís, el anetol. Una vez asilada, la esencia pierde todas sus virtudes curativas. No solo es por el alcohol, sino también por los efectos tóxicos del anetol, como cuando se toma unos tragos del anisado Pájaro Azul, que uno puede quedar “hecho pedazos”.