César Augusto Sosa
Editor de Negocios
Del primer proyecto que presentó el Gobierno para un nuevo Código de Trabajo, hace seis meses y medio, ya no queda nada, ni el título.
El Presidente de la República anunció el sábado pasado apenas cinco ejes de reformas laborales, cuando el proyecto original tenía unas 20. Así dejó la puerta abierta para presentar en el futuro un nuevo Código de Trabajo, talvez cuando nadie de la oposición critique el documento, o cuando en el Régimen se pongan de acuerdo en lo que quieren hacer en lo laboral.
No hay que olvidar que hasta el 1 de mayo pasado el Gobierno mantenía la versión 5B de Código de Trabajo, que fue levantada durante un par de años por el exministro de Relaciones Laborales, Francisco Vacas, y el actual ministro de la Producción, Richard Espinosa. El sigilo con que manejaron las autoridades este documento generó más dudas que debate, lo que llevó a un cambio de autoridades. Carlos Marx Carrasco pasó a la Cartera de Relaciones Laborales y sepultó esa versión 5B. Pero mientras redactaba un nuevo documento se olvidó de coordinar con la asambleísta oficialista, Betty Carrillo, quien también preparaba otro proyecto de Código de Trabajo desde la Asamblea. Las diferencias entre ambos se zanjaron cuando el Presidente anunció que enviará un proyecto con reformas puntuales, porque había muchas críticas .
Las reformas laborales que ahora plantea el Ejecutivo intentan contentar a todos. Recoge la propuesta original de mensualizar los décimos, que estaba en la versión 5B, aunque ahora el trabajador público también podrá decidir si lo acepta. También toma la idea de Carlos Marx Carrasco de poner límites a los salarios de los altos ejecutivos. De Betty Carrillo recoge la propuesta de reconocer el trabajo de las amas de casa, a través de la universalización de la seguridad social. La cuota del Presidente fue poner límites a las utilidades de los trabajadores, reflejando la urgencia del Fisco por nuevos recursos.