El Gobierno se muestra ufano cuando difunde sus cifras generales, aunque no las detalla ni las desagrega, de haber logrado 905 acuerdos con la industria local y de esta manera haber contribuido a la balanza de pagos, y a la balanza comercial por supuesto, con USD 1 760 millones, hasta septiembre.
El argumento para mostrar esos “buenos resultados” se apoya en que se trata de sustitución y reducción de importaciones, y un mayor aporte de la industria local. Todo esto, gracias a la eficacia de la Resolución 116 que adoptó el Consejo de Comercio Exterior (Comex) y que entró en vigencia el 3 de diciembre del año pasado.
Con el beneficio de la duda, esa mejora de la balanza comercial (diferencia entre los que vendemos y lo que compramos como país), no solo responde a la sustitución de importaciones; también obedece a los buenos precios que se han alcanzado en la exportación de los productos no tradicionales.
Según el Banco Central, la balanza comercial entre enero y agosto del 2014 registró un superávit de USD 590,8 millones. Este resultado muestra que el comercio internacional ecuatoriano tuvo una recuperación de 150,2%, si se compara con el saldo del mismo período en el 2013, que fue de USD – 1 177 millones.
Los tres principales rubros no petroleros que contribuyeron a esos indicadores positivos son el banano, camarón y cacao. Gracias a un mayor volumen y principalmente a los buenos precios que tienen estos productos en el mercado mundial por distintas razones (plagas que afectan a otros países, por ejemplo), Ecuador se ha beneficiado de un mayor ingreso de divisas. Los productores en estos tres sectores incluso hablan de cifras record al final del 2014.
En una economía dolarizada, el flujo de dólares que ingresen es vital y gracias al banano, al camarón, al cacao, se ha inyectado más liquidez al mercado interno. Si bien el proceso de sustitución avanza, como en el caso de los juguetes, el reto es promover el ingreso de más divisas y allí todavía hay mucho por hacer.