Algunos ministros del Régimen tendrán que pedir cita a la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades) y sumarse a los actores que quieren participar en el diálogo nacional.
La primera interesada en dialogar debe ser la Ministra Coordinadora de la Producción, quien estuvo ausente del país las últimas semanas, pero a su regreso encontró un escenario de confrontación entre los representantes de las principales cámaras de la Producción y el Presidente de la República, debido a dos proyectos económicos polémicos: herencias y plusvalía, cuya aprobación en la Asamblea era inminente.
La semana pasada, la Ministra convocó al Consejo Consultivo de Desarrollo Productivo y la respuesta fue un auditorio semivacío, evidenciando que los tres meses de diálogo público-privado, que empezó en marzo pasado, estaban a un paso del fracaso.
La Ministra Coordinadora de la Producción, el principal puente entre el sector productivo y el Gobierno, salió el jueves pasado a tranquilizar a los empresarios, destacando su papel fundamental en el desarrollo del país, más aún en la actual coyuntura económica. Les dio la razón al señalar que la incertidumbre es el principal enemigo de la inversión, pieza clave en el actual entorno económico. Y para sorpresa de muchos, la Ministra reveló que no conocía de los proyectos de Ley sobre herencias y plusvalía, lo cual evidencia que el diálogo convocado por el Gobierno ni siquiera había empezado dentro del propio Régimen.
Con el llamado a un diálogo nacional el Gobierno intenta ahora corregir sus propios errores. Es saludable que haya abierto la puerta para conversar de un solo tema: equidad y justicia social.
El tema es muy amplio y puede ser la oportunidad para hablar de subsidios, endeudamiento público, restricciones a las importaciones, participación de la empresa privada como motor del desarrollo, calidad de la inversión y del gasto público, carga fiscal, seguridad jurídica, sostenibilidad de la dolarización, etc., es decir, del modelo económico y su viabilidad.