Emmy Muñoz llegó a Ambato el domingo 24 de abril junto a su madre, sus hijos y nietos. Están hospedados en la casa de su hija. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
La provincia de Tungurahua acoge a 11 familias que migraron de los cantones Pedernales y Manta, ciudades manabitas afectadas por el terremoto del sábado 16 de abril del 2016. Al menos 47 personas permanecen hospedadas en las casas de familiares y familias acogientes hoy, martes 26 de abril del 2016.
La Iglesia Cristiana Gran Campaña de Fe y el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) de Tungurahua ayudan en la entrega de alimentos, frazadas y ropa. Emmy Muñoz y otros 11 miembros de su familia están en la lista de los damnificados.
Ella arribó a la capital del Tungurahua, localizado en la Sierra centro del Ecuador, el domingo 24 de abril junto a su madre, sus hijos y nietos. Están hospedados en la casa de su hija que vive en Ambato y fue a rescatarle.
Muñoz cuenta que con el movimiento telúrico perdieron todas sus pertenencias.
“La casa se desplomó, gracias a la bendición divina estamos vivos. Mi yerno Rommel Crespo se recupera en el Hospital del Seguro Social de Ambato. Él y mi nieto se quedaron atrapados entre los escombros. Luego del sismo los rescatamos con vida. Mi nieto tiene una fractura en la pierna y mi yerno en sus dos piernas, pero se están recuperando”.
Recuerda que antes del terremoto hubo un sismo de baja intensidad. Luego de unos minutos la tierra comenzó a moverse más fuerte. Apenas podía pararme. Decidió esperar en el umbral de la puerta. Luego salió y miró que la casa estaba casi en el suelo. “Fue un milagro estar con vida y salvar a mi nieta”.
Dice que varios vecinos, familiares y amigos fallecieron aplastados. Los cuerpos comenzaron a recuperarse y los ubicaron en las veredas. Había un sinnúmero de fallecidos. La gente gritaba pidiendo ayuda. Para ella fue similar a una película.
La iglesia Gran Campaña de Fe les recibió el día de su llegada. Allí les entregaron kits con alimentos y frazadas. Kléver Sánchez, pastor, explica que están apoyando a las familias con alimentos, agua, colchones ropa y un sitio donde hospedarles temporalmente.
Al menos 47 personas se mantienen en casas acogientes y familiares. Uno de los inconvenientes es conseguirles un trabajo. “Estamos viendo donde ubicarles, puesto que el trabajo que efectuaban en sus ciudades es diferente a lo que se hace acá”, explica Sánchez.
Según un informe del MIES de Tungurahua, al momento 11 familias están hospedadas en vivienda de amigos o familiares de Ambato y del cantón Baños de Agua Santa. Ellos recibieron la ayuda humanitaria consistente en kits de alimentación, cobijas, colchones, sábanas ropa y de aseo. Estas ayudas son de los donativos de la gente.
Otros grupos están a la espera de la visita de las trabajadoras sociales para que efectúen el análisis socio familiar para que sean atendidos. Otra de las familias que arribó a Ambato es la de Alfredo Muñoz.
Su esposa y sus tres hijos se hospedan en un cuarto que les prestó su hermano que vive en la ciudad hace 15 años. “Vivíamos en el barrio Divino Niño. Salimos de la ciudad porque no tenemos trabajo y nuestra casa está destruida. “La familia logró salir en el instante del terremoto. Antes de eso hubo un primer sismo que le puso en alerta. Ella es muy nerviosa cuando hay movimientos telúricos siempre sale de la casa, porque dice que puede haber réplicas y eso les salvó”.
Alfredo trabajaba en una tricimoto transportando pasajeros, pero con la emergencia no hay donde laborar. Estaba de regreso a la casa cuando todo comenzó a moverse como las olas. Se estacionó en un terreno baldío y miró como las casas se caían y la gente pedía auxilio.