Érika se distrae con un celular negro de pantalla táctil. La colegiala revisaba las fotos y las compartía con dos compañeras de clase. La adolescente no se desprende del aparato desde que su mamá se lo regaló en diciembre pasado, como obsequio por sacar buenas notas.
La estudiante de 17 años asegura que ahora sus profesores ya no le “requisan” el dispositivo si lo manipula en clases. Por seguridad lo guarda en su mochila cuando camina para tomar el bus y en el trayecto hasta llegar a su casa.
El pasado 17 de abril, el Ministerio de Educación firmó un decreto que permite, entre los estudiantes de colegios, el uso en clases de teléfonos y otros dispositivos inteligentes, como tablets y archivos portátiles con acceso a Internet.
La disposición obligó a maestros, autoridades y padres de familia a idear maneras de prevenir el robo a los alumnos.
En un colegio de Guayaquil, las autoridades invitaron a la Policía para que imparta talleres a sus 4 600 alumnos, sobre cómo prevenir el robo de los teléfonos y tablets. Sus autoridades dicen que la Policía ahora está permanentemente en los alrededores del plantel, en las horas de ingreso y salida de los estudiantes.
En los encuentros, los agentes han sugerido a los alumnos tener los celulares en sus bolsillos, evitar los equipos muy costoso, no exponer en los buses.
Hasta marzo, en el país estaban registradas 17 960 662 líneas activas de celulares, según el Ministerio de Telecomunicaciones. Entre septiembre del 2013 y marzo pasado, se reportaron como robados y hurtados 328 564 celulares.
En el aula de Érika, solo dos sus 53 compañeros no tienen celular. Según la encuesta de Acceso a Tecnologías de la Información, presentada por el INEC en el 2012, el 9% de los móviles estaba en manos de usuarios que tienen entre cinco y 15 años de edad.
John tiene 16 y carga consigo un teléfono y una tablet blanca de la misma marca. El estudiante de noveno de básica asegura tener por costumbre solo sacarlos en su casa y en el colegio. Cuando regresa en bus, los pone en la opción de vibración y los guarda en su mochila negra.
El mayor Wilson Reyes, jefe de la Dinapen en Guayas, sostiene que la Policía ejecuta operativos periódicos fuera de los planteles para detectar a personas vinculadas con el robo de estos aparatos a los alumnos.
Carlos Galán, gerente de una firma distribuidora de estos dispositivos, agrega que debido a su costo elevado, una opción para proteger los equipos es asegurarlos. “Las operadoras de telefonía celular ofrecen un seguro con la contratación de un plan pospago”.
Asegurar un celular puede costar hasta USD 10 mensuales y para una tableta está en USD 6.
Los teléfonos inteligentes poseen el sistema de posicionamiento satelital o GPS, que permite rastrearlos desde un PC o una portátil.
El teléfono solo muestra su ubicación mientras está encendido.
Aplicaciones como Box, DropBox, Mega y OneDrive permiten sincronizar los archivos del dispositivo (fotos, videos, contactos) en la nube (memoria virtual) y recuperarlos en cualquier momento desde una PC y portátil que también tengan la aplicación. La mayoría de estas aplicaciones son gratuitas.