Unas 25 000 personas tuvieron que dejar sus hogares desde que el monte Agung empezara a emitir humo. Foto: EFE
Las autoridades indonesias decretaron la alerta máxima este 27 de noviembre del 2017 en la isla de Bali por el riesgo de erupción del monte Agung, un volcán que lleva varios días rugiendo y liberando una impresionante humareda gris.
“Se subió el nivel de alerta por el volcán a lo más alto”, declaró el un alto responsable del centro nacional de vulcanología de Indonesia, Gede Suandika.
El Monte Agung, cuya última erupción en 1963 causó 1 600 muertos, expulsaba el lunes por la mañana una humareda gris que ascendía más de 3 000 metros.
“Se han sentido temblores permanentes”, agregó.
La zona de exclusión alrededor del volcán, situado a 75 km de la estación turística de Kuta, fue ampliada en 10 km y se instó a los habitantes que residen dentro de la misma a evacuarla.
Unas 25 000 personas tuvieron que dejar sus hogares desde que el monte Agung empezara a emitir humo el pasado martes.
“Las proyecciones continuas de ceniza a veces están acompañadas de erupciones explosivas y un débil estruendo sonoro”, indicó en Facebook la Oficina Nacional de Gestión de Catástrofes.
“Los destellos del fuego son cada vez más visibles durante la noche. Esto indica que las condiciones para una erupción más fuerte son inminentes”, agregó.
Sutopo Purwo Nugroho, portavoz de la Oficina Nacional de Gestión de Catástrofes, hizo un llamado a la calma.
Aeropuerto cerrado
“Hemos ampliado la zona de exclusión y el número de personas que serán evacuadas aumentará, pero todavía no tenemos las últimas cifras”, indicó a la AFP.
“Lo más importante es seguir nuestras instrucciones y guardar la calma”, añadió.
Los pueblos próximos al volcán estaban cubiertos de ceniza procedente del monte Agung, mientras que miles de mascarillas de protección fueron distribuidas entre los habitantes.
El aeropuerto internacional de Denpasar, capital de la provincia de Bali, muy frecuentada por los turistas de todo el mundo, fue cerrado.
El aeropuerto de la isla de Lombok, otra destinación muy turística, al este de Bali, también cerró el domingo por la tarde por culpa de las cenizas arrastradas por el viento. Pero el lunes por la mañana volvió a abrir.
El monte Agung, de algo más de 3 000 metros, ya había rugido entre agosto y octubre. Más de 144 000 personas tuvieron que ser evacuadas.
Su actividad parecía haberse calmado a finales de octubre, por lo que se rebajó el nivel de alerta. Miles de personas volvieron a sus casas pero, el martes, el volcán empezó a rugir de nuevo.
Por segunda vez en menos de una semana, el volcán despidió el sábado una importante humareda, lo que, según especialistas, podría deberse a una erupción freática, es decir, la expulsión brusca y violenta de vapor.
Decenas de hindúes balineses participaron el domingo en ceremonias de oración cerca del volcán, con la esperanza de impedir una erupción.
En Indonesia, situada en el “cinturón de fuego” del Pacífico, hay más de 120 volcanes en actividad.