Albuja: En Ecuador no había alternativas

Roxana Cazco
Corresponsal en Madrid

La soprano quiteña Marisabel Albuja se estrena en España con su primer recital y lo hace como solista en el Ateneo de Madrid.
¿Por qué escogió  a la ópera?

Desde niña quería ser cantante de ópera sin conocer nada, no hay antecedentes en mi familia, son esas cosas que ves en la tele y dices: “yo quiero ser eso”.
Sabía que era raro para un niño, mis hermanos se burlaban y era hasta un juego. Cuando el juego se fue haciendo realidad fue una sorpresa para todos, incluso para mí, porque uno puede querer algo pero no necesariamente cumplir el perfil. Y fue una sorpresa que mis maestros me dijeran que sí podía, que tenía la disponibilidad física para hacerlo.

Pero en Ecuador hay escasa formación.

HOJA DE VIDA
 Marisabel  Albuja
Quiteña.   Forma parte del elenco de solistas de la Compañía Lírica Nacional del Teatro Sucre. En el 2007 asistió al Master Class de la maestra Monserrat Caballé.
Actuó en el    estreno mundial de la ópera Manuela y Bolívar, de Diego Luzuriaga.

En el país no hay formación para niños en ópera, así que cantaba en el coro del colegio y estudiaba cuerdas en la escuela de la Sinfónica. Cuando me cambió la voz empecé clases de técnica.

Estudié canto en Boston y fue decisivo venir a Europa para perfeccionarme. La formación del cantante nunca acaba, es como la del atleta, si no practicas no eres nadie. El repertorio nunca termina -hay miles de óperas-, tampoco el nivel de dificultad: hay cosas que las podrás hacer en cinco años y otras en 10.

¿Algún momento no se animó por la cátedra?

En Ecuador no encontraba alternativas y hay muy pocos profesores. Ahora, me llueven las llamadas para dar clases, pero no he aceptado porque uno tiene que ser responsable y decir “no he completado mi formación”.

Además, un cantante joven quiere cantar no dar clases. Si manejas bien tu voz, esta carrera puede ser muy larga.

¿Qué tipo de soprano es?

Lírico y estoy haciendo repertorios de lírico ligero.

La calidad de su voz es excelente. Espero que la acojan en España, Italia, EE.UU.
María Elena Mexía,
Directora escénicaAlguien, que en principio no tiene voz de soprano, ¿puede formarse como tal?

No, es tu garganta la que decide. Es un músculo que se va formando y educando poco a poco, pero a partir de tu naturaleza.

Hay que tener un repertorio específico de acuerdo con  la voz, en mi caso de soprano lírico ligero. Puedo interpretar a Bellini, Puccini, Mozart…

Se asocia a las cantantes de ópera con una fisonomía grande, pero usted es muy delgada…

La voz es un músculo y necesita apoyo corporal para proyectarla afuera, tomando en cuenta que el cantante no lleva micrófono y que hay una orquesta de 90 músicos. La voz debe sobrepasar eso. Si eres grande lo llevas más fácil, mientras más delgado utilizas más energía. Puedo llegar al volumen de Monserrat Caballé pero me canso más.

¿Por qué la ópera no se acerca más a la gente?

Lo único que puede interferir es el idioma, pero estamos habituados a ver películas en inglés y, además, en todo buen teatro hay subtítulos, entonces tampoco es un excusa. Creo que la gente no se aventura a ir porque dice que no conoce el género, pero te ponen una película que tampoco la conoces y la ves. Si la gente se aventuraría a la ópera, les gustaría porque se cuenta una historia.

Es indudable que es más cara y lo que siempre he pedido es que se hagan funciones gratuitas.

¿Cuándo y cómo  se vinculó con España?

Hace tres años estrenamos en Quito la ópera ‘Manuela y Bolívar’.   Allí conocí a María Elena Mexía, directora de escena, y por medio suyo vine a clases de perfeccionamiento. Las recibo con Riccardo Bini, pianista del Teatro Real,  y con el maestro David Mason. Trabajo en el Teatro Sucre de Quito y allí me dicen las obras que se harán durante el año, pido permiso y vengo a estudiarlas  acá.
Regreso con un nivel para cantarlas bien.

¿Por qué escogió el pasillo ‘Romance de mi destino’ para denominar a su primer recital en España?

Porque es muy importante que se conozca la música ecuatoriana y, además, es un himno del emigrante. Sin ser yo una emigrante creo que estoy destinada a emigrar. Estoy empezando y si mi emigración se da, será también mi himno. Estoy muy emocionada porque es una gran oportunidad tener un recital como solista. La primera parte interpretaré arias de ópera y la segunda, música académica ecuatoriana de Luis Humberto Salgado, Gerardo Guevara y de otros autores.

¿Qué falta para que se promueva más la ópera en Ecuador?

Por fortuna hay cada vez más interés, pero es un camino que no se hace en un día. Estamos en un muy buen comienzo y creo que irá a más. Hay que poner muchas funciones gratuitas en los colegios, abrir los ensayos y las puertas del teatro a la gente, que se explique a los niños y jóvenes lo que ven. En vez de poner a 60 dólares la función y hacer cuatro, poner a 10 dólares y hacer 20.

Los artistas estamos dispuestos, porque nos pagan un mensual cantemos o no, ¿que más quiere uno que cantar? Este trabajo no es un trabajo sino un gozo, requiere una disciplina mortal, un esfuerzo grande pero eres tan feliz cuando estás en el escenario.

¿Un plan para el futuro?

Abrirme una carrera fuera de Ecuador, cantar en más teatros, con otros cantantes y directores.
Que su nombre suene más…

No busco fama ni fortuna, sólo un espacio para cantar. En Quito es muy pequeño; se hacen tres producciones al año, es poco y es triste. Quiero crecer y cantar a un mayor nivel. No quiero decir que en Ecuador no lo haya, allá se hace un gran esfuerzo, pero aquí hay orquestas más trabajadas para la ópera. Y se la toma con más profesionalidad y especialización.

¿Qué les diría a los ecuatorianos que viven en España?

Que todo se consigue luchando y con disciplina, en el arte como en cualquier área. Mi camino ha sido similar al suyo, desde cero van construyendo, yo empecé con nada y he ido construyendo.

 

Suplementos digitales