Redacción Esmeraldas
Pedro Rosado, de 12 años, y su primo David Valencia, de 6, juegan felices con dos barquitos de madera en el agua de mar que ingresó a las calles de Muisne. Una buena parte de la isla se inundó ayer.
“Este es un problema que se repite todos los años, con la llegada de los aguajes”. Así comenta Nelson Colorado, habitante de esa localidad ubicada en el sur de Esmeraldas, mientras observa a los pequeños caminar descalzos sobre las aguas lodosas.
La asistencia
La Armada Nacional también llegó con colchones para los afectados, quienes se encuentran en los albergues de Esmeraldas. El alcalde Estupiñán indicó que les ofrecieron toldos y que esperan que la oferta se concrete.
Para hoy está previsto que los delegados del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda y de la Unidad Provincial de Gestión de Riesgos de Esmeraldas inspeccionen el barrio 30 de Octubre, en el cantón Eloy Alfaro, para constatar los daños causados en las tres viviendas y buscar ayuda para los afectados.
Aseguró que debido a los fuertes oleajes, el mar ingresó, durante la noche del lunes y la madrugada de ayer, por los esteros. Esto causó que el barrio El Progreso, al igual que los barrios La Florida, Bellavista, Santa Rosa, San Pedro y América, ubicados en las partes bajas, queden anegados.
Estas son las zonas más pobres del pueblo. “El agua subió aproximadamente 70 centímetros”, comenta Colorado, sentado fuera de su casa. “Solamente se salvó el centro de la ciudad, que dispone de alcantarillado”, dice.
Por ello, los niños Pedro y David, para jugar con el barco de madera, no deben salir a la calle. Ayer, un olor putrefacto dominaba sus viviendas. En el sector no hay relleno sanitario ni un sistema de alcantarillado.
“Nos hemos cansado de solicitar estas obras a los municipios, pero nada”, dice Conrado.
Mientras tanto, Lucía Cedorio, otra vecina, advierte que los más afectados con las inundaciones son los niños. “Los pequeños sufren infecciones en la piel, al tener contacto con el agua lluvia estancada en las calles”.
Además, tienen que llevarlos cargados o en botes por las calles, para que lleguen secos a la escuela. Ayer, el nivel del agua empezó a bajar, pero los vecinos saben que, si no llueve, las calles seguirán inundadas una semana más.
“Después quedará una capa de lodo que dificultará el desplazamiento”, asegura Cedorio.
Muisne se sumó a los cantones Rioverde, Eloy Alfaro, Esmeraldas y Atacames, que han sido afectados por los aguajes que empezaron este año.
Luego de la evaluación de los daños, David Granados, funcionario de la Secretaría de Prevención de Riesgos, señaló que el cantón Eloy Alfaro ha sido el más golpeado por el fenómeno.
Por ejemplo, 12 familias de la isla de Limones (Eloy Alfaro) fueron evacuadas. En el momento, permanecen en el colegio 16 de Octubre. En ese mismo lugar se perdieron dos viviendas que fueron arrasadas por el mar.
En Rioverde, dos familias continúan albergadas en la escuela 24 de Mayo. Allí, el mar destruyó una vivienda, el malecón y unas casetas de madera que estaban ubicados en la playa. En el cantón Esmeraldas, la zona más afectada fue la parroquia Tacusa, en donde colapsaron las letrinas. En Atacames, en cambio, la playa quedó cubierta de piedra y basura.
Ayer se continuaba evaluando los daños. Miguel González, comandante del Cuerpo de Bomberos de Muisne, señaló que una delegación del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) se alistaba para visitar la parroquia Mompiche. En la mañana se informó que en esa jurisdicción, 40 casas se inundaron.
El COE provincial tiene previsto reunirse hoy con el gobernador Raúl Chiriboga, para determinar las ayudas que se necesitan. Entre tanto, Pedro y David continuaban jugando felices a los piratas. Ambos se entretenían, mientras sus padres seguían preocupados.
Fuerte aguacero en Huaquillas
Un fuerte aguacero sorprendió la mañana de ayer a los habitantes de Huaquillas, en la frontera con Perú. La intensidad de la lluvia, poco usual en el sur de El Oro, tomó desprevenido al sector comercial de la ciudad.
La precipitación empezó a caer con fuerza desde las 08:00, lo que obligó a muchos comerciantes, que ya habían abierto sus negocios, a poner a buen resguardo toda su mercadería.
A Blanca Pilataxi, dueña de un local de telas en la avenida República del Ecuador, a tres cuadras del puente internacional que comunica con Perú, el aguacero le perjudicó, porque no pudo vender durante la mañana.
Tras media hora de aguacero, muchas calles de los sectores bajos ya estaban anegadas. Un tramo de 200 metros de la calle 19 de Octubre, a seis cuadras del puente internacional y cerca del edificio de la Municipalidad, parecía un río.
Los automotores tuvieron dificultades para transitar por la concurrida vía, lo que causó congestionamientos. Belén Burbano, administradora de una botica en esa calle, no pudo evitar que el agua ingrese al local. “No dio tiempo para nada”.