El creciente clima de agresión verbal e intolerancia que vive el país empieza a manifestarse con hechos sumamente preocupantes que deberían invitar a la reflexión a todos quienes, desde sus ubicaciones de liderazgo, tienen la responsabilidad de conducir a la sociedad por senderos de respeto y sensatez.
Ayer, dos periodistas de EL COMERCIO fueron agredidos en la Universidad Central por individuos supuestamente pertenecientes a la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE), organización vinculada al FRIU y al MPD.
La violencia contra los reporteros Mariela Rosero y Martín Jaramillo no solamente fue física sino verbal, con epítetos que repetían calificativos que el país escucha reiteradamente de personajes vinculados a la cúpula gubernamental cuando se refieren al trabajo de la prensa. El Rectorado de la Central condenó el hecho y denunció el “vandalismo de militantes del FRIU”.
Hace poco se produjo otro hecho preocupante: cuatro encapuchados ingresaron a las instalaciones de la revista Vanguardia. Armados con revólveres sometieron a los empleados y se llevaron dos computadores con información importante para el trabajo de ese medio.
Las agresiones coinciden con una época en la que el poder político intenta desacreditar y descalificar a críticos y opositores mediante el uso de una enorme maquinaria mediática que sirve para ofender e intimidar a quienes no coinciden con sus puntos de vista.
EL COMERCIO rechaza la violencia contra sus periodistas y expresa su solidaridad con Vanguardia, al tiempo que exige que las autoridades cumplan su obligación de encontrar a los culpables para que los ecuatorianos tengan claro de dónde proviene la violencia.