Su bandera es la del odio a los inmigrantes: les culpan de la crisis, les acusan de la falta de empleo. Reclutan a sus seguidores en las zonas obreras y barrios pobres de España. Sus líderes heredaron la ideología de la Cruz de Hierro (condecoración militar) de Adolf Hitler, como Fredrik Jensen, que reside en una mansión de Marbella.
Se trata de los grupos neonazis y de la ultraderecha española, que han adquirido una fuerza debido a la crisis económica que atraviesa el país ibérico. Su origen y evolución han sido desvelados por el libro ‘La huella de la bota. De los nazis del franquismo a la nueva ultraderecha’, del periodista Joan Cantarero, publicado por ediciones Temas de Hoy, de la Editorial Planeta.
El libro se presentó ayer en Madrid. Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia y Belén López, editora, acompañaron al autor.
No hay cifras oficiales, lo dice el libro, pero se estima que existen unos 15 000 cabezas rapadas en España. Están en todos los equipos de fútbol de primera y segunda división –son los llamados ultras-, tienen operativas más de 200 webs xenófobas –Internet es su herramienta de agitación- y sus grupos de música venden cd y dan conciertos con impunidad.
A ello se suma un fenómeno no menos preocupante: el aumento de partidos legalizados de tendencia xenófoba y racista, como Plataforma per Catalunya, dirigido por Josep Anglada. “Estamos ante la mayor ofensiva de la ultraderecha desde el 23F”, denunció Esteban Ibarra durante el acto. Se refiere al intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, encabezado por un grupo de guardias civiles que añoraban la dictadura franquista.
Para el periodista Joan Cantarero, la influencia de estos grupos no es gratuita, responde a un proyecto gestado por los nazis que huyeron de Alemania después de la II Guerra Mundial y fueron acogidos por el franquismo. “España ha sido un gran refugio de nazis y durante todos estos años no se han dedicado a tomar el sol sino a formar y a instruir a estos grupos violentos”, dijo el autor.
Denunció, además, que todas las filtraciones que han recibido los nazis durante investigaciones policiales y judiciales provenían de los uniformados o funcionarios de la Administración.
80 asesinatos de odio (racismo, xenofobia, homofobia, odio ideológico) se han registrado en España desde 1992. Unos 4 000 delitos relacionados ocurren cada año en la Península, según el Movimiento contra la Intolerancia.
En 1992 la dominicana Lucrecia Pérez fue asesinada por neonazis, mientras que en 2007 ocurrió el crimen con más repercusión social. A Carlos Palomino, español de 16 años, le quitó la vida el soldado ‘ultra’, Josué Estébanez, en el metro de Madrid. Palomino acudía a oponerse a una manifestación anti-inmigración.