Redacción Mundo y AFP
Dos días de miedo y violencia llegaron a su fin el sábado para los inmigrantes africanos de la localidad calabresa de Rosarno, Italia. Ahora ellos han anunciado una huelga para el 1 de marzo en señal de protesta por el “clima de racismo” que se vive en Italia.
Ayer, alrededor de 200 inmigrantes eran los últimos en abandonar el poblado, por sus propios medios, en lugar de auxiliados por las autoridades locales, como los 900 africanos que los dos días anteriores fueron trasladados a las ciudades de Bari y Crotona.
Y mientras las últimas víctimas de los violentos ataques xenófobos protagonizados por los vecinos de Rosarno –que dejaron unos 67 heridos– se alejaban de la comunidad en la que hasta ese momento habían trabajado como jornaleros agrícolas, el papa Benedicto XVI enfatizaba, durante la oración del ángelus, que “el inmigrante es un ser humano que debe ser respetado”.
“Un inmigrado es un ser humano, diferente por su origen, su cultura y su tradición, pero es una persona que debe ser respetada, y que tiene derechos y deberes”, concluyó el Pontífice.
El diario Corriere Della Sera informó ayer que la iniciativa de la huelga la promueve el grupo 1 de marzo 2010 – Huelga de los Extranjeros, que ha escogido ese día inspirándose en una iniciativa de inmigrantes en Francia y que cuenta con un perfil en Facebook con más de 11 000 seguidores.
En cuanto a los ataques contra los inmigrantes africanos, también existe la hipótesis de que clanes mafiosos de la Ndrangheta, la mafia calabresa, estén detrás de los altercados para demostrar que controlan el territorio.