Aprovechando mi reciente estadía en Panamá por razones profesionales decidí entrevistar a Abdalá. La entrevista estuvo aceptada (en vivo) para el medio en que también trabajo.
Pero al llegar a su departamento de Punta Paitilla, la situación había cambiado.
Y, aunque el “presidente” (como llaman en Panamá a Abdalá) me recibió con la cortesía de siempre, la entrevista no pudo hacerse por “estar impedido de hacer declaraciones políticas”.
No hay problema, respondí, para darle confianza. Hablemos de temas “no políticos”. En Ecuador se comenta que usted ya no vive en este departamento, sino que ahora tiene una mansión en barrio “pelucón”.
Y ahí se explayó. Habló casi sin parar. Eufórico blandía sus manos. En la derecha, un anillo del Barcelona. Y en la izquierda, un Rolex de esfera azul: ¡Ese es uno de los tantos mitos que se tejen alrededor de la figura de Abdalá!, me dijo. ¿Recuerda lo que inventaron sobre el ‘Pepudo Alejo’? ¿Los sacos llenos de billetes que salieron de Carondelet? ¿El festejo del primer millón de Jacobito en la Aduana? ¿La droga dentro de mi carro? ¿El peculado de la mochila escolar? ¿Que paso día y noche en los casinos? ¡Ninguna de estas infamias han podido ser demostradas! Pero la prensa, de tanto repetir mentiras, las ha convertido en verdades.
Pregunto: ¿por qué no regresa a Ecuador para demostrar su inocencia? Se comenta que existe un pacto con el Gobierno para viabilizar su retorno.
Responde: Existe un convenio y supuestamente yo debería haber retornado en junio. Lamentablemente no se ha cumplido. Y los duros del Gobierno ya no me contestan el teléfono. Comprendo que existen dificultades para encontrar el camino legal, pero no voy a esperar indefinidamente. Creo que en febrero será la fecha tope.
Pregunto: ¿Cómo van a votar los 12 asambleístas que lidera Dalo sobre la Ley Mordaza?
Responde: Por cuestión de principios, somos un partido de vocación democrática, contrarios a todo control, censura y restricciones a la libertad de expresión. No apoyaremos jamás una ley que ponga en riesgo los derechos humanos.
Es necesaria una ley de comunicación para evitar los abusos, prueba de ello es la persecución infame de que he sido víctima , pero estas excepciones no justifican las restricciones.
Pedro Vincent Bowen