Redacción Ecuador
En el afluente también se vierten desechos. Se requiere instalar plantas de tratamiento del agua.
El desagradable olor de las aguas del río Tahuando ya no incomoda a Carlos Barriga. Este quiteño vive desde hace cuatro años a 50 metros de este afluente. Dice que se acostumbró a la basura que flota en la corriente negruzca.
Él tuvo una oportunidad para construir su vivienda y no la desaprovechó. Desde entonces, trata de adecuar un negocio relacionado con el ecoturismo. El principal problema es la contaminación del río. “Con ese antecedente, de seguro que no vendrán turistas”.
Su sueño es transformar un tramo de la ribera, ubicada en el sector de la piedra Chapetona, a un costado de la av. 17 de Julio. Ese sitio está ubicado en el nororiente de Ibarra. El proyecto consiste en construir piscinas, canchas deportivas, áreas verdes…
Pero su anhelo se estrella contra la realidad. La contaminación del río Tahuando no se detiene.
A lo largo de ese cauce existe cerca de un medio centenar de viviendas levantadas al filo de las quebradas y a orillas de la corriente. Hay sitios donde se amontona la basura y las tuberías de descarga de las aguas negras se ocultan entre los árboles.
En esos tramos es casi imposible acercarse a la orilla. La pestilencia es insoportable y aumenta cuando el agua escasea por la sequía.
Según la Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Ibarra (Emapa-I), el 98% de los más de 150 000 habitantes de Ibarra cuenta con un sistema de alcantarillado. Esto significa que alrededor de 600 litros por segundo de aguas servidas se descargan en el Tahuando.
El punto crítico, según los técnicos, se ubica bajo el puente de Los Molinos. En ese sitio confluye el 95% de las descargas residuales y es allí donde se debe construir una planta de tratamiento, que costaría más de USD 7 millones.
Para Álvaro Castillo, presidente de la Asociación Nacional de Empresas Municipales de Agua Potable y Alcantarillado (Anemapa), Ibarra es una urbe con un crecimiento poblacional acelerado.
“Cada mes se instalan unas 250 acometidas nuevas de agua potable. Las autoridades no deben perder de vista el proyecto para descontaminar al Tahuando o se volverá un tema ambiental de imprevisibles consecuencias”.
Cerca a la piedra Chapetona, desde donde Simón Bolívar dirigió la batalla de Ibarra, Jairo Gutiérrez libra su propia batalla contra la contaminación del río.
Llegó en 2000 a una pequeña propiedad y sembró plantas ornamentales. Él cuida que nadie arroje basura ni escombros, por lo menos, frente a su inmueble.
“Evito que mi hijo se acerque al agua. Nos da pena que este recursos natural se haya convertido en una cloaca, en lugar de desarrollar proyectos ecoturísticos maravillosos como los malecones”, señala Gutiérrez.
Para el alcalde Jorge Martínez, la recuperación del río está en los planes del Cabildo. “Hay que aplicar el Plan Maestro de Alcantarillado que fue diseñado en 1994”, añade.
Carlos Barriga no pierde tiempo. En su propiedad levantó dos canchas de voley y en estos días ha trabajado en una especie de sendero ecológico para adecentar en algo la orilla del Tahuando.
En su opinión, el descuido de las autoridades tiene en riesgo al ecosistema de la ciudad. Se refiere también a la contaminación de la laguna de Yahuarcocha, que fue declarada en emergencia.
“Nosotros contamos con una belleza natural incomparable, pero no somos conscientes de ese tesoro. Se deberían impulsar proyectos turísticos”.