Redacción Quito
Cuando apenas cierra los ojos, los vuelve abrir de inmediato, dice. Eugenia de Chiriboga tiene una pesadilla recurrente: un avión se estrella en el edificio Linda
Vista, donde vivía. No solo es un sueño. Son las imágenes que vio hace 90 días y que no han dejado de repetirse en su mente, cada vez que desea dormir, sostiene.
“Aún no se me pasa el asombro. Me salvé de milagro. Sé que no era mi hora y Jesús del Gran Poder y La Dolorosa, a los que me encomiendo, me salvaron”, señala doña Eugenia, quien a sus 88 años, dice que esto es lo peor que le ha tocado vivir.
Ella perdió su departamento cuando un avión Beechcraft de la Aviación del Ejército ecuatoriano se estrelló contra el edificio Linda Vista, ubicado en el sector de la avenida González Suárez, en el norte de la ciudad.
Hoy se cumplen tres meses del siniestro. Poco ha cambiado desde el fatídico 19 de marzo. Las 15 familias damnificadas, que vivían en Linda Vista y Vista Hermosa, los dos edificios afectados, tienen las mismas dudas del día en que sucedió el percance: ¿Qué pasará con nosotros?, ¿qué sucederá con los edificios? Al menos, así resume Daniel Moreno, uno de los afectados.
Al día siguiente del accidente, la Aviación del Ejército dijo que la Junta de Investigaciones de la Dirección de Aviación Civil se encargaría de estudiar el hecho y determinaría qué hacer con los inmuebles. “Hasta ahora no sabemos las conclusiones de la indagación. Nadie nos dice nada concreto”, señala Fabricio Brito, abogado de los perjudicados.
El acuerdo alcanzado entre los afectados y la Aviación del Ejército estableció que una institución independiente realice el peritaje técnico de los dos inmuebles.
Se pidió a la Escuela Politécnica Nacional y a la Universidad Católica que enviaran sus propuestas.
Los afectados debían seleccionar a una de estas dos instituciones, el viernes pasado. “Pedimos detalles de los estudios que aplicarán, por eso aún no elegimos ”, explica el representante legal.
Hoy vence el plazo para que las universidades presenten las propuestas. Luego de eso, los vecinos, a través de un técnico, determinarán cuál de las dos ofertas es la más adecuada. “Les hemos dado 45 días de plazo para que entreguen los informes y no 60 como establecían”, explicó Belisario Chiriboga,
miembro del comité de perjudicados.
Los gastos del estudio correrán por parte de la Aviación del Ejército ecuatoriano. Pudiera costar unos USD 45 000.
Los informes detallarán qué se debe hacer con los edificios. Los afectados también solicitan que se tomen en cuenta cuatro parámetros para el estudio: el nivel de afectación de las estructuras, la habitabilidad de los edificios, las condiciones de seguridad, y la situación de las redes de alcantarillado, instalaciones
eléctricas, de agua potable, etc..
Independientemente del informe hay quienes desean que se les pague una indemnización. “Queremos que nos cancelen por los daños. Cada quien sabrá si se compra otro departamento, alquila o reconstruye en el mismo edificio”, señala Moreno.
La decisión se adoptó porque, a decir de Moreno, “sabemos que la Aviación levantará los departamentos en las mismas estructuras”. Por su parte, las autoridades de la Aviación del Ejército señalan que harán lo que el informe técnico determine.
Dos testimonios
Udo Ruther/ Afectado
‘Perdí mi vida, mis recuerdos’
En mi departamento se metió el avión. Yo perdí todo. Pero, más que las cosas materiales, me da pena haber perdido objetos que tenían gran valor sentimental para mí. Tenía un medallero de plata que era de mi abuelo, que pasó a mi padre y luego a mí. Había obras de arte, porcelanas alemanas del siglo XVII, tapices orientales del siglo XVIII, fotos, cartas, etc. Yo sé que no lo voy a poder recuperar por más que me den dinero. Mi mobiliario estaba avalado en USD 10 000, pero no sé si eso me responderán alguna vez. Viví en ese departamento durante 20 años.Edie Vivanco / Afectada
‘Estamos con un psicólogo’
Todos mis electrodomésticos se dañaron. Mi departamento se afectó. Es triste ver cómo algo que uno construyó por años se acaba en un instante. Pero más que la afectación material también es la emocional. Quienes vivíamos en el Linda Vista estamos afectados porque no podemos dormir y hasta el hambre se nos ha quitado. Estamos acudiendo a un psicólogo para que nos ayude a superar esta desgracia. Uno siente que se queda vulnerable ante el mundo. Un impacto así es algo que nunca se podrá borrar de nuestras mentes aunque nos den casa nueva.