Asociación Agricultura Tañiloma de la parroquia cuencana de Tarqui, implementó sus huertos hortícolas con el apoyo de Agroazuay. Foto: Lineida Castillo/EL COMERCIO
El apoyo a la actividad agropecuaria logró que 32 000 familias de la zona rural de Azuay le sigan apostando al campo como una alternativa para mejorar su alimentación e ingresos económicos. La Empresa Agroazuay de la Prefectura ejecuta seis programas para reactivar la producción agrícola en esta provincia.
La iniciativa nació en el 2015 para a apoyar a los campesinos con minifundios que tenían pocas posibilidades de mejorar y ampliar la producción, y sacar sus productos a los mercados. De acuerdo con un estudio de Agroazuay, el 80% de las tierras de esta provincia están en las llamadas Unidades de Producción Agropecuaria.
En el campo, mayoritariamente las familias se dedican al cultivo del maíz, hortalizas, granos y frutas. Como complemento crían animales menores como cuyes y gallinas. En ese contexto, Agroazuay creó los programas de Horticultura, Plan Cuy, Minga Maíz, Minga del Café, Minga Penco y Fruticultura para fortalecer estas actividades.
Los dos primeros son los que tienen más demanda por parte de los campesinos. En la horticultura participan 5 520 familias que recibieron semillas, equipos, talleres y asistencia técnica. Para esto, la Empresa Pública trabaja con asociaciones jurídicas, comunidades y juntas parroquiales.
Las 12 socias de la Asociación Agricultura Tañiloma, de la parroquia cuencana de Tarqui, son parte de los beneficiarios. Ellas empezaron en el 2008 con la creación de huertos de hortalizas y de plantas medicinales en sus casas; y desde el 2013 están procesando las hierbas.
Agroazuay ingresó a esta asociación a finales del 2015 con capacitación y asistencia técnica para mejorar los procesos y aumenten la producción agrícola, dijo Carmita Vele, presidenta de la Asociación. Además, recibieron una deshidratadora para secar las hierbas aromáticas y medicinales que utilizan para elaborar la horchata.
Con esto –dice Lucrecia Chacha, socia de Tañiloma- acortaron los tiempos de secado que antes lo hacían entre 15 y 21 días (dependiendo del tipo de planta) a 12 horas. Entonces pasaron de una producción de 330 fundas de horchata de 35 gramos en el 2014 a 3 600 en el 2016 y 100 fundas por semana en el 2017.
Según el gerente de Agroazuay, Eduardo Idrovo, no es un programa paternalista porque los beneficiarios devuelven una parte de la inversión e insumos entregados. En el caso de Tañiloma, dice Vele, la máquina costó alrededor de USD 7 600 y pagarán la mitad de ese valor en los productos que procesan en entregas mensuales.
Mientras tanto, el Plan Cuy consiste en la entrega de un cuy macho y 10 hembras para la crianza y que emprendan en este negocio. En los dos años que lleva este programa Agroazuay ha entregado 6215 pies de crías, a 412 personas participantes de 13 de los 15 cantones de esta provincia.
En este caso, en un año las familias devuelven el mismo número de animales. Según Idrovo, con los procesos de acompañamiento a las familias, el nivel de mortandad de los pies de crías es del 1% y –hasta febrero de este 2017- todas las familias que cumplieron un año con el proyecto devolvieron las crías. “Queremos convertir a Azuay en el primer productor de cuyes del país”, dijo Idrovo.
Entre todos los proyectos, el 95% de beneficiarios son mujeres, algunas de ellas son jefas de familia porque sus esposos migraron. Para cerrar el círculo de la producción, Agroazuay desarrolla los fines de semana, de 07:00 a 14:00 la Feria de Emprendedores y Comercialización de Productos Agroecológicos en Cuenca.
La feria funciona frente al edificio de la Empresa Eléctrica y a ese espacio llegan los agricultores de estos programas a comercializar sus productos. Por la alta concentración de productores –en el abril del 2017- Agroazuay abrirá una nueva feria más en el norte de la ciudad.